viernes, 22 de octubre de 2010

Ven, Espiritu, Ven.
















A SOLAS.


"Cuando quedó sólo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola",
Marcos 4:10
Él a solas con nosotros.
Cuando Dios nos lleva a estar a solas por medio del sufrimiento, la aflicción, o la tentación, por la desilusión y la enfermedad, o por los deseos frustrados, por una amistad rota o una nueva amistad; cuando permite que nos encontremos completamente solos y enmudecidos, incapaces de hacer siquiera una pregunta, entonces Él empieza a enseñarnos. Observemos el entrenamiento de Jesucristo para los doce. Eran los discípulos, no la muchedumbre, quienes estaban confundidos. Constantemente le estaban haciendo preguntas y Él siempre les explicaba las cosas; pero no las entendieron hasta que recibieron al Espíritu Santo Juan 14:26.
Mientras caminas con Dios, lo único que Él quiere que sea claro para ti es la forma en que trata con tu alma. Las penas y dificultades en la vida de otras personas te resultarán totalmente confusas. Dejamos de creer que entendemos la lucha del otro sólo cuando Dios pone al descubierto los mismos defectos en nuestra vida. Existen vastas áreas de terquedad e ignorancia que el Espíritu Santo tiene que revelar en cada uno de nosotros, pero esto ocurre únicamente cuando Jesús nos lleva a estar solos. Estamos ahora a solas con Él, o nos preocupan más nuestras propias ideas, amistades y los cuidados de nuestro cuerpo?
Jesús sólo puede enseñarnos algo cuando acallamos todas nuestras preguntas intelectuales y nos encontramos a solas con ÉL.



A TU MANERA?

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"


Hechos 26:14
Estás empeñado en seguir a Dios "a tu manera"?


Nunca nos libraremos de esta trampa hasta que se nos lleve a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo y fuego Mateo 3:11.


La obstinación y la terquedad siempre lastiman a Jesucristo.


Quizás no hieran a nadie más, pero hieren a su Espíritu.
Siempre que somos obstinados, voluntariosos y que nos empeñamos en nuestras propias ambiciones, herimos a Jesús.
Cada vez que defendemos nuestros derechos y persistimos en que no vamos a ceder, estamos persiguiendo a Jesús.
Cada vez que insistimos en nuestra dignidad, estamos contristando y perturbando a su Espíritu de modo sistemático.
Y cuando finalmente entendemos que es a Jesús a quien hemos estado persiguiendo todo el tiempo, esto se convierte en la más abrumadora revelación.
Es la Palabra de Dios muy penetrante y cortante en mí cuando te la transmito, o mi vida traiciona lo que enseño?
Puedo dar lecciones sobre la santificación y, aun así, manifestar UN espíritu CONTRARIO, el mismo espíritu que persigue a Jesucristo.
Su Espíritu sólo está consciente de una cosa: la perfecta unidad con el Padre.
Él nos dice: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi; que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas",
Mateo 11:29.
Todo lo que hago debería tener como base una perfecta unidad con Él y no la determinación voluntariosa de ser HUMILDE, MANSO.... Esto implica que las personas fácilmente pueden aprovecharse de mí, pasarse de listas conmigo o ignorarme por completo; pero, si me someto a estas circunstancias por causa de ÉI, impediré que Jesucristo sea perseguido ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario