viernes, 27 de mayo de 2011

Edifica sobre la roca - Cristo.






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Cristo
Edifica sobre la roca - Cristo.

11. “Así pues, a quien escuche Mis palabras y las ponga por obra, lo compararé con el varón prudente, que edificó su casa firmemente sobre roca. Y cayó la lluvia, vinieron las aguas y soplaron los vientos sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba fundada sobre roca.

12. “Pero a quien escuche estas palabras y no las ponga por obra, se le comparará con un necio, que edificó su casa sobre arena. Y cayó la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos y dieron sobre la casa, y se derrumbó, y grande fue su desplome. Pero una ciudad que ha sido edificada firmemente, rodeada por firme muralla circular o en la cima de un monte, y fundada sobre una roca, no puede caer jamás, ni estar oculta”.

13. Y sucedió que, habiendo Jesús acabado estos discursos, se maravillaban de Su enseñanza las muchedumbres; pues les enseñaba hablando a la cabeza y al corazón, y no hablaba como los escribas, que sólo enseñaban en razón de su oficio. (Cap. 27, 11-13)



Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:



Quien escucha Mis palabras y las cumple, está desarrollando su vida espiritual. Está basando su vida en Mí, la roca. Entonces también vencerá todas las tempestades y aguas. Después de esta vida terrenal, su alma entrará conscientemente en la vida espiritual y no será allí forastera, porque ya en la Tierra el hombre habrá vivido en el reino del interior.

El espíritu profético es el fuego en el profeta y en todos los iluminados. Dios no ha hablado ni habla a través de ellos como los que sólo “enseñaban en razón de su oficio”. Los profetas e iluminados han hablado y siguen hablando por poder del Eterno, del Dios hablante, tanto si los hombres quieren reconocer esto como si no.



Está escrito: “hablando a la cabeza y al corazón”. Lo que acoge el intelecto, la cabeza, es hablado y discutido por los intelectuales. A pesar de todo, más de una semillita cae en su corazón. Quien acoge la palabra de la vida con el corazón, también la hace vibrar en su corazón y hace que en seguida germine la buena siembra, la vida.

Pero quien sólo quiera captar la palabra de Dios con el intelecto, tendrá que reconocer más tarde —quizás tan sólo después de algunos golpes del destino— lo que ha rechazado con sus dudas y con su arrogancia intelectual. Tendrá que reconocer que la semilla, la palabra de Dios, dada del cuerno de la abundancia de la vida a través de profetas e iluminados, le habría podido ahorrar muchas cosas.



El libro “Esta es Mi Palabra” seguirá obrando en el Nuevo Tiempo, en el tiempo del Cristo. Mi vida de antaño, en Jesús de Nazaret, y Mi palabra de hoy día [1989], como Cristo, son la base.

Para la vida y el modo de pensar de los hombres del Nuevo Tiempo en el Reino de Paz de Jesucristo, será la medida Mi manera de pensar, enseñar y vivir en Jesús de Nazaret. De este modo estaré muy cerca de ellos. En el espíritu Me saludarán como Hermano suyo y Me aceptarán y acogerán como Soberano del Reino de Dios en la Tierra.

Este libro es una obra del amor y de la vida. Por él los hombres en el Reino de Paz también se enterarán de cómo introduje y edifiqué el tiempo de luz en la Tierra. Se enterarán de que Yo obré a través de muchos que Me fueron fieles, que lucharon y sufrieron conmigo por el Nuevo Tiempo. Este libro, “Esta es Mi Palabra”, es pues un documento histórico. Será leído tanto ahora —en el viejo mundo, que está declinando— como luego —en el Nuevo Tiempo, que está abriéndose cada vez más.

Los hombres reconocerán en ello también el cumplimiento de la obra redentora divina, que empezó con Mis obras como Jesús de Nazaret, después como Redentor, como Cristo de Dios —y ahora como Constructor del Nuevo Tiempo, en el que preparo Mi venida como Soberano del Reino de Paz, en el que seré Hermano de los que, conmigo y con los muchos de corazón puro, vivirán en la hermandad de Cristo.




http://www.universelles-leben.org/cms/es/quienes-somos/el-sermon-de-la-montana.html





2982 lectores

Cristo
Dios reabsorbe la Caída.

Manifestación de Jesucristo
A través de una Profetisa de nuestro tiempo
Tema: - Dios reabsorbe la Caída -




La paz sea con vosotros.

Con el saludo de los Cielos Me coloco Yo, Cristo, en medio de vosotros. En esta hora santificada por nuestro Padre os hablo como vuestro hermano.

Mis queridos hermanos y hermanas, el Reino de Dios es el reino del amor infinito. Por consiguiente Mi reino no es de este mundo. Mi reino es un reino del Espíritu, un reino del amor infinito. Y ese reino infinito del amor eterno vendrá a esta Tierra. ¡Por eso alegraos, vosotros los fieles, vosotros los justos! Porque la Tierra se purifica y el Reino de Paz, el reino del amor infinito viene a esta Tierra que se purifica más y más.

En esta hora santificada por Dios, nuestro Padre eterno, llamo Yo a todos los fieles a una profunda y sagrada oración. Vosotros os preguntaréis: ¿Quiénes son los fieles? Son todos aquellos hombres y mujeres, hermanos y hermanas que purifican día a día sus pecados, no los vuelven a cometer y así cumplen paso a paso las leyes del Reino de Dios. Sí, Yo los llamo a una oración profunda y sagrada.

Venid queridos hermanos y hermanas. Id conmigo, vuestro hermano, al reino del interior. Sí, Yo dirijo vuestros sentidos hacía el interior, para que sintáis que Yo Soy vuestro hermano y que el Reino de Dios debe desarrollarse primero en el interior para que pueda hacerse visible en este mundo, en el exterior.



Elevad vuestros sentidos hacia el Eterno y orad conmigo, vuestro hermano:

Eterno, infinito Padre,

Santo, santo, santo eres Tú,

Majestuoso Uno Universal.

Tu infinito amor, sabiduría, grandeza y justicia fluye a través del infinito y llega a todos los que elevan su corazón hacia Ti. Eterno, infinito amado, con todas las fuerzas del infinito te agradecemos de todo corazón, cumpliendo lo que es nuestra propiedad: la santa, eterna ley del amor desinteresado, infinito.

Grande, poderoso Padre, Tú eres como corriente el Dios Padre-Madre e iluminas a todos Tus hijos. Nosotros estamos plenos e iluminados por Tu sagrada voluntad. Tu ley sagrada, que es nuestro SER, nuestra herencia, sí, lo que somos nosotros mismos como seres que tomaron forma.

Ser primario eterno, existencia primaria eterna, la gloria de los Cielos viene a la Tierra a través de todos los hombres y mujeres, hermanos y hermanas justos. Santo, santo, santo, Tú Padre justo y amoroso, ante Ti se inclina toda la Creación, todos los seres de la existencia pura y todos los hermanos y hermanas justos. Los Cielos se regocijan y los seres dan gritos de júbilo en alegría interna, porque el ángel que está ante el trono del amor vuela a través de todos los reinos y todos los planos de purificación y clama sin cesar una y otra vez: ¡Está consumado! ¡Está consumado! Glorioso, está consumado sólo porque Tú eres la gloria en nosotros, el amor infinito que abarca a todos los hijos, que lleva a todos en Su corazón. Bondadoso Uno universal, eterna existencia primaria, nos inclinamos ante Ti, ante Tu grandeza y gloria - Padre, Padre en nosotros, y nosotros en Ti como hijos Tuyos.



Queridos hermanos y hermanas, en verdad vengo a vosotros como hermano. Habéis escuchado en la oración: Está consumado. Las palabras “Está consumado” contienen también: Se acabó. Se acabó la Caída, pues el Eterno reabsorbe la Caída. Se acabó el encarnarse una y otra vez para cargarse de nuevo. Se acabaron las épocas que ha durado la Caída.

En efecto, Dios, el Eterno, Dios nuestro Padre eterno reabsorbe la Caída. Esto significa para todos los hombres que este mundo materialista se acaba, que el tiempo de prueba termina muy paulatinamente y la Tierra se convierte en lugar de expiación. Por cierto esto se lleva a cabo muy paulatinamente, ya que en el eterno SER fluente no hay nada estático; es un cambio paulatino. El tiempo de prueba se retira, la expiación pasa cada vez más a primer plano. Esto significa que el que está en la expiación tampoco puede pecar más.

Quien está todavía en el tiempo de prueba puede todavía pecar; sin embargo, para los seres humanos que están en el tiempo de prueba, vale lo siguiente: Reconoce y purifica antes de que tus pecados se vuelvan activos. En el tiempo de prueba está por lo tanto la misericordia infinita y la ayuda para reconocer y purificar a tiempo los pecados reconocidos. Y quien no los vuelva a cometer cumple paso a paso las leyes eternas del amor y madura así hacia la divino, hacia la vida eterna.

Expiación significa que ya no hay tiempo de prueba. Los pecados llegan a su efecto y atacan al alma y al cuerpo, siempre y cuando el alma se encuentre todavía en traje terrenal.

Oh comprended, en la Tierra es como en los planos de purificación. En los planos de purificación no hay ningún tiempo de prueba sino que existe la expiación, es decir que los pecados llegan a su efecto y el alma la experimenta en el cuerpo del alma. Así sucede también en esta Tierra de modo muy paulatino.

Quien por lo tanto escucha durante largo tiempo sobre las leyes de la vida y no las realiza, de él se aleja la protección y va a la expiación. De esta forma se purifica más rápidamente esta Tierra.

Oh reconoced en este mundo las innumerables plagas y enfermedades, las miserias y preocupaciones; el mundo se rebela y vosotros lo experimentáis cada vez más. Reconocéis en ello que este mundo va hacia la expiación y con ello todos los hombres que escuchan pero no ponen en práctica la palabra de la salvación. Y todos aquellos que escuchan la palabra e incluso hablan de ella, es decir hablan de las leyes de la vida pero no las ponen en práctica, no han aceptado conscientemente la filiación divina. Se autodenominan señores de este mundo. Se llaman a sí mismos autoridades, se ponen títulos y ocupan los asientos de primera fila.

Oh ved, todos ellos tienen que volverse hijos de Dios, pues en la ley del amor infinito está la igualdad, la libertad, la unidad, la hermandad y la justicia. Unidad significa: En el Espíritu del Señor todos son hermanos y hermanas, de un Espíritu. Y esta unidad lleva en sí la libertad. Y la libertad hace fuerte, en la fortaleza reside la justicia. Y aquel que es justo cumple cada vez más la ley del amor infinito.

Mis queridos hermanos y hermanas, por esto os es dicho lo siguiente: preparaos para realizar, es decir para aprovechar todavía el tiempo de prueba, pues éste se aleja de vosotros. Pero todos aquellos que son llamados y que abren su corazón y comienzan ahora a reconocer, aceptar y realizar diariamente las leyes del amor, viven todavía en la posibilidad del tiempo de prueba. Si este tiempo se aleja por completo de la Tierra, entonces ya es tiempo de expiación, y expiación significa igualmente caos.
Caos, igual sea hacia dónde miréis.

Oh ved, también de esta forma llega a su fin este mundo materialista porque el Eterno reabsorbe la Caída. El la reabsorbe de nuevo de la Tierra. En los planos de purificación continúa la expiación.

El ángel llama: ¡Está consumado! ¡Está consumado! ¡Está consumado! ¡Se ha terminado! ¡Se ha terminado! ¡Se ha terminado! Y las imágenes surgen. Todos los verdaderos profetas, todos los hombres y mujeres justos serán rehabilitados.
Todo lo que se le hizo a la justicia, al Amor y a la Sabiduría deberá ser expiado. Y en la expresión: ¡Se ha terminado! Se muestra en imágenes que las cuerdas han sido tensadas. Satanás será atado. Se ha terminado todo aquello que él ha hecho, también en Mi nombre. Se ha terminado; las cuerdas se aprietan cada vez más. Poco a poco se van cerrando. Y quien es apresado en esas cuerdas, es aquel que no quiere dejar que venga a esta Tierra el Reino de Dios, el eterno amor desinteresado.

De este modo experimentáis vosotros, mis queridos hermanos y hermanas, un tiempo grandioso, y todos aquellos que en su corazón están dispuestos a acoger cada vez más la vida interna, en alegría interna se regocijan y lanzan gritos de júbilo con los seres puros, y se inclinan ante el Uno universal en profunda y sagrada oración.

Oh ved, la verdadera vida se revela. La vida en paz, en la libertad y en la unidad, y como consecuencia en la hermandad. Por lo tanto no habrá más autoridades ni subordinados. Todas las personas que acojan en su corazón la filiación de Dios, serán hermanos y hermanas y orarán al Uno que es su Padre, nuestro Padre. Y sobre la Tierra, que se purificará cada vez más, vivirán personas unidas en la hermandad de Cristo, es decir conmigo. Y Yo Soy conscientemente su amigo y su hermano y al mismo tiempo el Soberano del Reino de Dios sobre esta Tierra. Y será grandioso. Sí, la grandiosidad del eterno Padre estará con los hermanos y hermanas justos, y no habrá más maldad en esta Tierra santificad.

Sí, en verdad os digo: Ahora preparo Yo esa vida interna. ¿Cómo? Llamándoos a cumplir más y más las leyes del amor infinito para que Yo pueda actuar a través vuestro. Yo no vengo a construir una ciudad. Yo vengo a levantar el Reino interno, el Reino de la Paz, el Reino del amor eterno, infinito, a través de todos los hombres y mujeres, hermanos y hermanas justos. Y así se prepara ya la Tierra desde dentro. Tal como la Jerusalén eterna irradia hacia la Tierra, del mismo modo fluye el planeta parcial espiritual hacia la superficie de la Tierra y se une con la santa irradiación del Padre originario eterno.

Santo, santo, santo eres Tú, oh eterno, El que irradia y llama a través de Mí, a todos aquellos que Te han abierto su corazón y que viven profundamente la filiación en su corazón. Ellos son los constructores del Reino de Dios y los habitantes del Reino de Paz de Jesucristo.

Y no habrá más maldad sobre esta Tierra. ¡Alegraos! Las lunas vuelan, vosotros decís: “el tiempo vuela”. Y sucederá. Sí, muy lentamente aparece lo que ya los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado: El Reino de Dios sobre esta Tierra en purificación. Habrá partes de la Tierra sobre las que habrá todavía oscuridad, pues ya sabéis que Satanás será atado. Después de períodos lunares, vosotros diríais, después de períodos de tiempo, podrá volver a medirse con el Reino Interno sobre esta Tierra. Pero su lucha será por poco tiempo, porque la Tierra se volverá cada vez más fina, más luminosa; la materia gruesa, densa se desprenderá de ella, y el planeta parcial puro ascenderá más y más hasta unirse paulatinamente con la Corriente originaria.

Lunas, lunas -vosotros habláis de períodos de tiempo, de lapsos de tiempo-, pero ¿qué significan los períodos de tiempo en la eternidad, en el amor infinito de nuestro Padre eterno? No penséis en el tiempo. Pensad en la eternidad - ella es el amor. Y ese amor infinito os irradia a través de Mí, Cristo. Y ese amor infinito del Dios Padre-Madre quiere tocaros más y más y conduciros fuera del caos de este mundo hacia el Reino interno, porque si se abre el Reino interno en cada uno de vosotros, él vendrá también a esta Tierra a través de vosotros -¡Sí, a través de vosotros! Pensad en ello: Ahora estáis en la carne - a través de vosotros; sí, vosotros podéis hacer grandes cosas, si yo puedo actuar a través de vosotros.

Dejaos tocar por el amor eterno, infinito, y sentíos acogidos por el Padre eterno que os ama a todos. Oh hermano, oh hermana, no digas que eres un pecador. Mira: Dios, tu eterno Padre, nuestro Padre, te ve en Su corazón como el hijo puro y amado que El visualizó y creó. Y El te irradia ese amor infinito. Siente la irradiación y reconocerás tus pecados, los purificarás y no los harás más. Permanece seguro en tu interior: Dios te ama, aunque todavía seas un pecador.

Y quien reconozca diariamente sus pecados, los purifique y no los haga más, y cumpla paso a paso las leyes de la salvación, no vivirá en la miseria, pues para los fieles que viven en la consciencia del amor del Padre, todo está preparado. No pasarán miseria ni hambre. Tendrán todo lo que necesiten como seres humanos, pues ellos son hijos del amor, y los hijos del amor viven en la abundancia divina.

En verdad, en verdad os digo: Todo está hecho y preparado para aquellos que hayan abierto su corazón y vivan en la consciencia de la filiación de Dios.

La Caída sucedió porque un ser, y después varios seres, no quisieron aceptar y acoger la filiación de Dios. Pero quien ahora la haya aceptado, más aún, quien la lleva en su corazón, es hermano, hermana, es hijo, hija del amor infinito y puede ahora decir: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Nosotros somos uno”. Así hablé Yo siendo Jesús de Nazaret: El Padre y Yo somos uno. Y así debéis hablar también vosotros, los que vivís en la filiación de Dios, sí, los que la cumplís diariamente: “El Padre y yo somos uno”. - Y así somos también conscientemente uno en la hermandad, porque nosotros -vosotros y Yo- somos hermanos, hijos e hijas del amor eterno, infinito.

Oh comprended, os habéis reunido aquí para la cena, para la cena interna. ¿Cómo habéis venido? ¿Habéis venido en la hermandad, como hermanos y hermanas? ¿O creéis ser algo mejor? Entonces apresuraos antes de que el tiempo de prueba os sea quitado. Y si verdaderamente habéis venido a la mesa del Señor como hermanos y hermanas, os sentiréis en unidad entre vosotros y en unión conmigo, vuestro hermano, Cristo. Y quien se sienta uno con su prójimo, se sentirá uno conmigo y estará conscientemente en el Padre, y el Espíritu del Padre estará conscientemente en él. El vive entonces en el dinamismo de la ley eterna, y ésta es alegría, alegría interna vivificante.

Mis queridos hermanos y hermanas, si estáis verdaderamente en hermandad, estáis en la fraternidad conmigo. Y Yo os digo: No os faltará nada. Después actuaré a través de vosotros y construiré lo que viene del Cielo y desde lo profundo de la Tierra: el Reino de Paz.

Los ángeles del amor se ponen en medio de vosotros. Ellos portan fuentes llenas del agua de la vida. Ellos van hacia todos los hermanos y hermanas justos y os piden: Bebed, bebed todos de ella. Esta agua es bálsamo, esfuerza y sanación, victoria interna y profunda alegría. Bebed, bebed del agua de la vida.

Ellos van también hacia aquellos que no se sienten todavía como hijos del amor, y les hacen la pregunta: Hermano, hermana, ¿Quieres beber? Si das la vuelta ahora, bebe, pues el agua de la vida es un bálsamo. Otorga la fuerza y la capacidad para que purifiques lo que reconoces en ti como pecaminoso y no haces más, para que entres en el círculo de los hermanos y hermanas justos.

Bebed, sí, bebed todos los que Me habéis abierto vuestro corazón, a Mí, el Cristo de Dios. Bebed y sentid a los seres de la Luz. Sí, ellos santifican conmigo esta hora, para que penetre en la eternidad hacia Aquel que es eterno: santo, santo, santo.

Mis queridos hermanos y hermanas, los mensajeros de Dios y Yo, vuestro hermano y redentor, compartimos con vosotros el pan del amor. Yo voy entre las filas y los seres de la luz me acompañan. Sí, Yo os toco uno a uno y quiero partir el pan con cada uno de vosotros. Y quien lo parte conscientemente conmigo y lo toma en sí conmigo, recibe la esencia de la vida en su alma. Y el alma arde más y más por la plenitud del amor, y al alma no le faltará nada, y así tampoco al hombre.

Así voy Yo entre las filas y me sentaré a la mesa del Eterno, representándole a El. Porque nosotros -vosotros los justos conmigo, Cristo obramos para el gran Espíritu, a fin de que la gloria pueda estar entre vosotros y el Eterno se siente a vuestra mesa, y Yo con El como vuestro hermano.

Así os toco con la paz de los Cielos. Sí, Yo la bajo a vuestros corazones.

Recibid el alimento del amor.

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