viernes, 10 de septiembre de 2010

Reverencia. “El principio de la sabiduría es el temor á Jehová”.








Vivimos tiempos en que la humanidad esta constantemente dándole la espalda a Dios.
Muchos de los principios que antes operaban en la sociedad se van perdiendo y diluyendo con el tiempo.
Esto se debe en parte a la creación de leyes “políticamente correctas” que van en contra de lo establecido en la Biblia.
Como Cristianos estamos llamados a conocer estos principios para vivirlos en nuestras vidas y afectar a nuestra sociedad.
Pero Cómo vivir por medio de estos y principios a tal punto que nuestra vida sea un testimonio real en nuestras familias, comunidades y sociedad?
Cuál es la actitud con la cual debemos presentarnos para que entender su plan personal en la sociedad en que vivimos?
La Biblia dice en Proverbios 1:7

“El principio de la sabiduría es el temor á Jehová”.
Este tipo de temor no es el de estar asusado o con miedo de lo que ocurrirá, ni implica la desconfianza o terror a Dios.
Este temor se refiere a la actitud que debemos tener a su grandeza, la cual alimenta nuestra fe y la búsqueda en conocer la dimensión real de su poder.
Es el entender por medio de experiencias reales y transformadoras, sobre la majestuosidad de nuestro inmenso Dios quien trasciende el tiempo y el espacio.
Tenemos un Dios que nos conoce de manera personal, y nos ama con un amor profundo el cual no se alcanza a comprender, pero parte importante dentro de nuestro crecimiento como cristianos es llegar al entendimiento que ese amor incompresible tiene que provocar en nuestros corazones el deseo de comprender y profundizar en nuestro entendimiento por medio de su palabra.
Vivir con una actitud de reverencia es tomar el conocimiento de su grandeza y aplicarlo diariamente con el propósito de caminar en confianza total, operando con respeto hacia Él y para con otros.
Reverencia es la verdadera respuesta que lleva a la adoración de todo aquel que se acerca a la presencia de Dios.
Es el reconocer y honrar la autoridad de Dios con temor debido a que Él es Dios, y es mayor, y más grande que todo o cualquiera.
Establecer el principio de reverencia en nuestras vidas nos abre las puertas para conocer de una manera sana quien es Él.
Como su exclusiva creación, salva por medio de la gracia de un destino creado por nuestra propia maldad, debemos en respuesta de amor y obediencia darle todo el honor, la gloria, y adoración que el merece.

Por medio de la Biblia encontramos diversas características propias de Dios por las cuales debemos adorarlo.
Creemos en un Dios santo, soberano, y creador, entre otras. Son estas y todas las características propias de su naturaleza las bases para la reverencia que debemos tener hacia Dios. La Biblia nos dice en Hebreos 12:28 que debemos de demostrar reverencia a Dios y a lo que representa su persona
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gracia, por la
cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es
fuego consumidor"


Desarrollar una actitud de reverencia debe ser una parte importante del carácter cristiano, en especial de como nos relacionamos con Dios y con los demás.
Reverencia y respeto tienen similares significados. Sin embargo, reverencia tiene que ver más con lo relacionado a reconocer quien es Dios.
Es necesario meditar que el restaurar e inculcar el respeto afectara para bien nuestras vidas y la de nuestras generaciones.
La falta de un entendimiento claro ha provocado dentro de la misma iglesia el menosprecio al vinculo generacional que Dios ha establecido.
Dice el salmista en Salmo 45:17
“Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones; por lo cual te
alabarán los pueblos eternamente y para siempre.”

Una actitud de reverencia va mas allá de un tiempo de alabanza, es algo que debemos cultivar por medio del conocimiento y entrega a Dios.
Debemos examinar nuestra vida y pedirle a Dios que revele áreas nos están separando o no dejando comprender realmente quien es El.
Su infinito amor es para todos, pero no todos podemos llegar a comprenderlo de la misma manera.
Dios invita a su pueblo para que voluntariamente nos acerquemos y dejemos que el reine en nuestras vidas.

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