domingo, 17 de abril de 2011

Josefa Rosalía Luque Álvarez LA SOLIDARIDAD UNIVERSAL







“Los mensajeros de esa Luz, son los Mesías: conductores de humanidades, forjadores de mundos, auxiliares de la Energía Creadora en su constante y eterna gestación.

“Mirad hasta qué punto van errados, aquellos que afirman que los Mesías están impedidos por su propia elevación espiritual, de acercarse a los mundos cuya evolución les fuera encomendada.

“Las leyes inmutables del Universo tienen en los Mesías sus fieles y sumisos cumplidores, y por lo mismo es una grave falta de lógica y hasta de sentido común, promulgar como axioma inconmovible, la imposibilidad del acercamiento de los espíritus de luz a las esferas que prohíjan.





LAS ENERGÍAS DE ABRIL 2011
Jennifer Hoffman ~ Este mes va a ser un llamado a aceptar nuestra divinidad

Este mes tenemos otro planeta importante cambiando de signo, Neptuno entra hoy en Piscis, por primera vez desde 1827. Este es otro hito – todos los planetas exteriores han cambiado de signo en los últimos seis meses y también hay una concentración de planetas en Aries, el primer signo del zodíaco y el signo de la acción. La pregunta para nosotros este mes es qué acción vamos a tomar y cómo vamos a ser guiados a tomarla. Una cosa es actuar ciegamente y sin cautela, y otra es elegir conscientemente la acción que sea para nuestro mayor bien. Y Aries tiene la reputación de “... lanzarse donde los ángeles temen aventurarse”. (Y como Aries, yo puedo dar fe de eso.)


4 de Abril de 2011


Después de lo que experimentamos en marzo probablemente estemos mirando a abril con más que un poco de vacilación. Los eventos en la arena mundial nos mostraron cómo las vidas pueden cambiar en un momento, que la Madre Naturaleza sigue estando a cargo, que no importa cuán tecnológicamente avanzados pensemos que somos, todo puede ser eliminado, llevándonos de vuelta a lo básico de comida, agua y refugio. En nuestras vidas individuales hubo la oportunidad de evaluar dónde estamos, si somos felices, lo que tenemos que dejar ir y cómo estamos creando nuestro camino de vida. Para muchos fue una experiencia aleccionadora y eso nos lleva a las posibilidades de abril.

Este mes tenemos otro planeta importante cambiando de signo, Neptuno entra hoy en Piscis, por primera vez desde 1827. Este es otro hito – todos los planetas exteriores han cambiado de signo en los últimos seis meses y también hay una concentración de planetas en Aries, el primer signo del zodíaco y el signo de la acción. La pregunta para nosotros este mes es qué acción vamos a tomar y cómo vamos a ser guiados a tomarla. Una cosa es actuar ciegamente y sin cautela, y otra es elegir conscientemente la acción que sea para nuestro mayor bien. Y Aries tiene la reputación de “... lanzarse donde los ángeles temen aventurarse”. (Y como Aries, yo puedo dar fe de eso.)

Si bien todos queremos escapar de lo que nos causa dolor, una cosa es huir por miedo, y otra es ir hacia el éxito. Muy a menudo nuestra atención se enfoca en alejarnos, lo más rápido posible, de lo que es doloroso, pero conseguimos los mejores resultados cuando utilizamos cada parte de cada experiencia y no juzgamos ninguna de ellas. Cuando corremos por miedo los cambios son laterales, simplemente pasamos de un lugar a otro. Un cambio en energía, en ser y en pensar, nos permite avanzar hacia el éxito, hacia una realidad diferente que no es mejor ni peor que la que tenemos, sólo diferente.

Este mes va a ser un llamado a aceptar nuestra divinidad, no en cuanto a ser más ‘santos’, sino ser más completos, centrados, arraigados y conscientes. Con seis planetas en Aries en la Luna Nueva del 3 de abril, tenemos mucho apoyo para lo nuevo, pero Saturno, que está en oposición, nos desafía a elegir con prudencia, reflexionar, tomar nuestro tiempo y avanzar consciente y atentamente. Este mes tenemos mucho apoyo para actuar y crear un cambio. Pero si no queremos crear más del dolor, la incomodidad, miedo, carencia, ni nada de lo que ya no queremos, tendremos que tomar pasos atentos, poderosos, conscientes y deliberados hacia el éxito, en lugar de tratar de escapar de nuestros miedos. Que tengan un gran mes.



Copyright (C) 2010 por Jennifer Hoffman y Enlightening Life OmniMedia, Inc.




Rosalía Luque Álvarez /5022


LA SOLIDARIDAD UNIVERSAL
Confidencias íntimas con el Divino Maestro

¡Para ti que has visto brillar en tu horizonte esa estrella de primera magnitud, plena de luz y de inefables ternuras, el Cristo Instructor y Guía de esta humanidad, comprenderás, sí, que el alma se lance en pos de Él como lo más bello, lo más puro, lo más perfecto que haya vivido en carne de hombre sobre esta Tierra!...
Para ti que buscas ansiosamente la flor exótica del amor sin egoísmos, sin interés, sin pedir nada a cambio del amor con que te das, comprenderás, sí, estos delirios del amor, estos éxtasis de ternura, la entrega absoluta, la confiada esperanza, floreciendo siempre como eterna rosa viva, a pesar de todas las tristezas, de todas las ruinas, de todas las incertidumbres del humano vivir. (Textos extraídos del libro: "PARA TI")


La Solidaridad Universal es la más grandiosa Ley, la más hermosa y sublime, la que resume a todas porque encierra en sí la suprema realización de la Eterna Idea que es Dios.

La vemos manifestada en todo cuanto existe y vive en el vasto universo. Hay solidaridad perfecta entre los mundos siderales, armónicamente distribuidos en sistemas planetarios, en los cuales desde el más grande planeta hasta el más minúsculo asteroide obedecen a esta suprema Ley, girando unidos alrededor de su sol central.

Ninguno corre locamente por el vacío rompiendo órbitas y rutas, marcadas desde incontables edades, o sea desde que surgieron de la nebulosa madre y se constituyeron en Sistema.

Y lo que observamos en el inmenso panorama sideral aparece como copiado en las distintas fases y aspectos de la vida orgánica o inorgánica en nuestro pequeño planeta Tierra.

Y por buena lógica, podemos y aun debemos creer que en el inmenso Reino de las Almas existe esta misma ineludible y hermosa solidaridad.

Las grandes Inteligencias iluminando, protegiendo, alentando a las pequeñas; y estas alimentándose, si se me permite la frase, de la luz meridiana que irradian esos grandes soles del Reino Espiritual.

Como los globos siderales de un mismo sistema viviendo de la luz, la energía y el calor de su sol central.

Y cada Sistema recibiendo la fuerza y la vida en armonioso conjunto con otros y otros Sistemas planetarios que forman un universo que gira también en fantástica danza y en órbitas que no pueden medirse, alrededor de otro centro que aun desconocemos los moradores de esta pequeña Tierra.

Y de aquí surge la conclusión de que nuestra evolución y progreso será más lenta o más rápida según la mayor o menor unificación que alcance nuestro espíritu con nuestro Sol central, que en el Reino de las Almas que formamos la humanidad terrestre, no es otro que el Instructor y Guía al cual le fuera encomendado desde largas edades.

Y surge así la figura excelsa del Cristo, del Verbo, del Pensamiento Divino hecho hombre, del amor Eterno hecho corazón humano que late, sufre y ama al unísono del nuestro.

Unirnos por amor a esta Divina Inteligencia, secundar su obra civilizadora y única, basada toda ella en el Amor Universal, es el gran camino, el único sendero de luz que puede conducirnos a la dicha suprema, a la vida perfecta en la infinita perfección de Dios, causa, origen y fin de todo cuanto vive en el vasto universo.

Es de ésta manera que debemos entender la necesidad que todas las almas tenemos del Cristo Divino, el más vivo y puro reflejo de la Eterna Luz; el más puro y claro resplandor del Amor Creador, soberano, indestructible.

Todo es armonía de conjunto y solidaridad inquebrantable en el Universo. Sólo el pequeño y débil ser humano se empeña y lucha hasta morir por crearse barreras entre razas, pueblos y naciones; entre ideologías religiosas o políticas.

Y hasta dentro de las fronteras de un mismo país, dividirse en castas o familias privilegiadas, y castas oprimidas hasta crear entre ellas abismos aún mayores que los que dividen a los humanos de los animales.

Se puede amar, acariciar, convivir con un perrillo faldero, pero se aparta con asco y horror a un ser humano de casta o raza llamada intocable, inferior, inmunda, como ocurre en varios países de la Tierra.

Nuestro pequeño mundo sólo llegará a la plenitud de su evolución y de su felicidad cuando sea una hermosa realidad en él, el pensamiento divino del Cristo: “Amaos los unos a los otros porque todos sois hijos del mismo Padre que está en los Cielos”.

“El Amor todo lo vence. El Amor salva todos los abismos”, tenían como lemas los Kobdas de Abel, que fueron nuestros predecesores en el eterno camino de la Evolución.


Josefa Rosalía Luque Álvarez








DISCURSO PÚBLICO DE YHASUA: EL REINO DE DIOS
En la Sinagoga de Bab-Scharqui (Damasco) a los 29 años de edad (del libro "Arpas Eternas")

El joven Maestro desde su llegada a Damasco, formó parte de las agradables reuniones en la Sinagoga de Bab-Scharqui, como la llamaban, por su proximidad a la puerta oriental de la ciudad que llevaba ese nombre.
Las veladas de todas las noches tenían un carácter privado, o sea que sólo concurrían a ellas amigos de la casa, o algunos particularmente invitados.
Los sábados a la tercera hora de la mañana y por la tarde a la hora nona, eran reuniones a las que podía concurrir todo el que quisiera hacerlo.


Para dirigir la palabra en tal día se buscaba siempre una persona de cierta notoriedad, un Maestro, un astrólogo, un médico, un profeta, un hombre en fin, que fuese capaz de enseñar al pueblo con la exposición de sus ideas, de sus sentimientos y de sus ideales.

Y Yhasua fue invitado por los hermanos de Nicolás, el doctor de la Ley que ya conocemos, para que hablase todos los sábados durante su presencia en Damasco.

Y como él comprendió que la mayoría de sus admiradores veían en él un conductor de pueblos, más grande y glorioso que lo habían sido los que deslumbraron al mundo con su poder y con su fuerza, eligió para iniciar su enseñanza en aquella capital de Arabia, un tema que descorriera un tanto el velo que ocultaba su verdadera personalidad.

— Amigos míos: hace algún tiempo que vengo escuchando en distintas circunstancias, la manifestación de un deseo en almas que me están ligadas por vínculos hondos y fuertes, que deben perdurar por largo tiempo.

“Danos parte, Maestro, en ese Reino tuyo que nos anuncias” dice la voz en ese deseo íntimo, que a veces sube del corazón a los labios y se traduce en palabras. A tales insinuaciones responderé esta tarde.

“El Reino de Dios pide vencimientos y exige violencias, y tan sólo los que se los hacen podrán conquistarlo.

“Y como no puedo ser yo, quien os dé parte en él, sino que sois vosotros quienes debéis conquistar la participación en sus dominios, quiero que comprendáis de qué vencimientos y de qué violencias os hablo.

“Violencia se hace, el que retuerce su propio corazón para acallar su voz, que le reclama las manifestaciones exteriores de una afección humana, hondamente sentida, cuando ella lesiona los afectos, el honor y la vida de un semejante.

“Violencia se hace, el que habiendo recibido injuria y agravio en su honra y en todo cuanto le es querido, es capaz de estrechar sereno la mano de su detractor.

“Vencimiento y violencia, son los de aquel que renuncia generosamente a ciertos deseos y anhelos propios de todo corazón de hombre, pero entorpecedores de sus destinos como espíritu afiliado por una alianza, a los honores de una misión determinada.

“El Reino de Dios sólo puede ser comprendido en toda su belleza, por aquellos a quienes desciende la Luz de la Divina Sabiduría, mediante el esfuerzo perseverante del espíritu por merecer esa Luz.

“La Luz Divina ilumina a los puros de corazón y a los humildes.

“Los mensajeros de esa Luz, son los Mesías: conductores de humanidades, forjadores de mundos, auxiliares de la Energía Creadora en su constante y eterna gestación.

“Mirad hasta qué punto van errados, aquellos que afirman que los Mesías están impedidos por su propia elevación espiritual, de acercarse a los mundos cuya evolución les fuera encomendada.

“Las leyes inmutables del Universo tienen en los Mesías sus fieles y sumisos cumplidores, y por lo mismo es una grave falta de lógica y hasta de sentido común, promulgar como axioma inconmovible, la imposibilidad del acercamiento de los espíritus de luz a las esferas que prohíjan.

“La Ley Eterna de Amor Universal, que es la base de oro y diamante en que descansa todo cuanto existe en los mundos adelantados y en los mundos embrionarios, es la que designa los seres, los lugares, y el tiempo en que las corrientes astrales, etéreas y espirituales deben combinarse para formar ondas, o círculos, o bóvedas psíquicas determinadas, y aptas a las diversas manifestaciones de los Mesías en los mundos que aceptaron como una heredad, para cultivar hasta su completo perfeccionamiento.

“La ignorancia, el fanatismo y la malicia humanas, se unen siempre para negar lo que es innegable, dando lugar a que se cumpla el profundo axioma aceptado por las antiguas Escuelas de Divina Sabiduría: “La Suprema Inteligencia niega su luz a los soberbios y la da con abundancia a los humildes”.

“Por eso os he dicho, que para conquistar el Reino de Dios, el alma ha de levantar en sí misma, un edificio espiritual basado en el sólido cimiento de la aceptación amplia, generosa y sincera de la Verdad, venga de donde venga, y aunque ella sea espada de dos filos que lastime nuestro corazón de carne, tan tristemente apegado al egoísmo de lo tuyo y lo mío.

“¡Oh! ¡Cuándo olvidarán los hombres esas inarmónicas palabras que ponen en relieve al exterior las insaciables fauces del egoísmo feroz que arrastra humanidades al caos, que destruye pueblos, que devora vidas, que aniquila afectos y detiene el paso triunfante del amor universal!

‘Tuyo y mío, palabras de división, palabras de guerra, de antagonismo, de enemistades y de odio, ya se las aplique a las ideas religiosas, a las actividades intelectuales, o a los bienes temporales.

“Por eso las más elevadas Inteligencias compenetradas de la Verdad Eterna, son esencialmente armónicas, desinteresadas, y su bondad y tolerancia corren parejas con su claro conocimiento de Dios y de los hombres.

“Todo bien, lo atribuyen al Supremo y Eterno Invisible; todo mal, al egoísmo y debilidades humanas.

“Esas grandes Inteligencias conquistaron el Reino de Dios, del cual queréis participar, porque abdicaron de todos los egoísmos, de todas las ambiciones. Para ellas dejó de existir “lo tuyo y lo mío”, y sólo vivió el soberano amor fraterno, que sabe olvidarse de sí mismo en beneficio de los demás.

“Y estos principios son aplicados a las colectividades, donde florece la fraternidad, dulce y suave como caricia materna sobre la humanidad, porque ellos iluminan el camino de las Inteligencias hacia la Luz Increada, hacia el Eterno Amor, hacia la Suprema Inteligencia, por la cual alientan, viven y son los mundos, los seres y las cosas.

“Y si de verdad aspiráis a la conquista del Reino de Dios que os anuncio, comenzad por desterrar de vosotros la ambición y el egoísmo, que obstruyen los caminos de la justicia, de la felicidad y del amor.

“¡Pobres humanidades que habitáis los mundos carnales devorados por el egoísmo!

“Conquistasteis sin esfuerzo y sin gloria, los reinos vegetal, animal y humano; pero no conquistaréis sin esfuerzo y sin gloria el Reino de Dios, al cual llegaron los espíritus puros o Mesías, como llegaréis vosotros más tarde o más temprano por derecho de conquista. ¡Porque el Reino de Dios exige vencimientos y violencias, y tan solo el que los hace llegará hasta él!

“Si en verdad queréis participar del Reino de Dios, lejos arrojad de vosotros el orgullo con todos sus derivados: el deseo de poder y de dominio, la ostentación y la vanagloria, el afán de imponer la propia voluntad, como un yugo sobre la mente y la conciencia de los seres, todo lo cual os convierte en voraces aves negras y fatídicas, que pueblan de terror y de espanto el viejo castillo en ruinas de la humanidad inconsciente y aletargada.

“Que mis palabras tengan el poder de levantar el velo de tinieblas que oculta a vuestra inteligencia, la grandeza divina del Reino de Dios; para que se despierte vivo en vosotros, el anhelo de poseerlo y conquistarlo por toda la eternidad”.

Un formidable y entusiasta: “¡Dios te salve, Maestro!”, resonó en el vasto recinto, cuando Yhasua descendió las gradas de la cátedra que había ocupado por unos momentos.

La ola suavísima de amor que envolvía al Ungido de Dios, llenó las almas de inefable dicha, y una luz nueva parecía iluminar todos los semblantes; pero cuando fueron retirándose de aquel ambiente cálido de ternura y elevada espiritualidad comenzaron los comentarios favorables o adversos, conforme a los ideales de cada cual.

—Paréceme que este hombre no va camino del reino de Israel –decían unos.

—No será este un David guerrero y conquistador, pero puede muy bien ser un Salomón que nos dé leyes de sabiduría –decían otros.

—Lo que sí, sé yo, muy bien –dijo el anciano tejedor–, que es un Profeta de Dios, porque yo llegué a la Sinagoga con brazos y manos torcidas por el reuma y mirad, están como para luchar con veinte telares.

—Y yo –añadió un joven escriba–, vine con llagas en la garganta esperando encontrar aquí algún terapeuta; ni aún el agua podía tragar y me encuentro maravillosamente curado.

Y entre los comentarios se oían innumerables casos no sólo de curaciones físicas, sino morales. Acreedores agresivos, que habían pensado llevar un prójimo ante la justicia, por deudas atrasadas, o dar castigos y duras penalidades a esclavos y jornaleros por descuidar el trabajo, sin saber cómo ni por qué, sintiéronse desarmados y hasta avergonzados de la dureza de su corazón.

Hubo no obstante almas como acorazadas de acero, en las que no podía penetrar la elevada doctrina esbozada por aquel joven Maestro, que parecía pretender dar vuelta al revés, usos, costumbres y tradiciones milenarias.

Y un poderoso magnate de Damasco, dueño de grandes campos de labranza y de numerosos rebaños de camellos, ovejas y asnos, interrogó al Maestro pidiéndole una más clara explicación de sus doctrinas sobre el Reino de Dios y el modo de conquistarlo.

— Si tú fueras dueño del mundo, ¡oh, Profeta!, ¿cómo ordenarías para hacer felices a todos? ¿Mandarías cortar la cabeza a todos los ricos y repartir sus bienes entre todos los pobres?

El Maestro sonrió afablemente, y lo miró unos momentos antes de contestarle.

— No, amigo mío; no mandaría cortar la cabeza a nadie, porque sólo Dios es dueño de la vida otorgada a sus criaturas. “No matarás” dice la Ley, y yo soy fiel cumplidor de esa Ley.

“¿Sabes que en la inmensa creación Universal hay infinidad de mundos, mayores y menores que el planeta Tierra?

— Lo he oído, sí, en un viaje a Chipre, donde hay una Academia que enseña la filosofía de Platón, el visionario griego.

— Pues ese visionario, veía muchas verdades –contestó el Maestro–, y entre ellas, que hay planetas, estrellas o soles como los queramos llamar, que son habitación de humanidades muy adelantadas, donde el ser más atrasado puede ser un Maestro en el planeta Tierra.

“Pues bien, amigo mío, en este plano tan inferior, la mayoría de los seres no comprenden otro bien que el puramente material, y se aferran a él con una tenacidad que espanta.

“Como las fieras se traban en encarnizada lucha por los sangrientos trozos de carne muerta, así la mayoría de los habitantes de la tierra pisotean los más puros y santos afectos, cuando han sido tocados en lo que ellos llaman propiedad suya exclusiva.

“Por unos estadios de tierra, se matan aquí centenares y miles de hombres. Y si quieres que profundicemos en esta cuestión, yo puedo probarte que tiene pleno derecho sobre esta tierra, todo ser a quien la voluntad del Creador manda aquí para vivir en ella. La compraventa de la tierra ha sido una delictuosa invención del egoísmo humano.

“En el infinito espacio que nos rodea, hay globos en los cuales..., ¡entiéndeme bien!, el elemento principal es el agua, y sólo sobrepasan del líquido elemento moles enormes de rocas volcánicas completamente estériles. Las humanidades que los habitan forman sus ciudades flotantes y viven holgadamente de la flora y de la fauna acuáticas. Por encima de las olas se trasladan en embarcaciones a cualquier punto de su globo, que están tan poblados o más que la tierra.

“Allí no puede el egoísmo acaparar el agua, como aquí acapara la tierra para venderla a precio de oro.

“Allí lo único que se compra es el derecho de unir una vivienda con otra para formar así colonias, ciudades, y defenderse mutuamente de las furias del elemento cuando los maremotos levantan borrasca.

“Esto nos prueba hasta qué punto es baladí y sin fundamento lógico, la propiedad sobre la tierra, sin lo cual se puede vivir en paz y gozar los dones de la vida.

“Pero ya que el egoísmo fue el primero que dictó leyes a la humanidad de este planeta, aceptemos que de tanto en tanto, aparezcan Inteligencias luminosas que se esfuercen por hacernos comprender que la tierra no es patrimonio de unos pocos favorecidos por leyes injustas, sino que el Eterno Dueño de ella, la ha dado en heredad a todas las almas que vienen a habitarla.

“Y que por tanto, el que se ve más favorecido en el arbitrario reparto de la tierra, piense un momento siquiera, en la dura situación de aquel al cual no le ha tocado ni aún lo necesario para abrir un día su propia sepultura.

“Y ésta es, amigo mío, la misión de los profetas, de los apóstoles de la Verdad Divina, de los mensajeros del Eterno Creador de los mundos y de los seres, el cual no tiene culpables preferencias para ninguno porque todos son sus hijos, salidos como una chispa viva de su propio seno.

“Me has preguntado, ¿qué haría yo, si fuera dueño del mundo? Obligaría a los grandes terratenientes a dejar libertad de cultivar sus tierras a todos los que estuvieran desposeídos de ellas, para que sacaran de allí el sustento para sus vidas, y a la vez le dieran utilidad al poseedor de la tierra, mediante el pago de un tributo justo, ecuánime y razonable.

“Nada de amo, de señores tiranos y déspotas, que látigo en mano estrujan la vida del labrador, que deja prematuramente entre los surcos por trabajos forzados, tal cual se hace con feroces criminales dañinos para la sociedad.

“Y en todo orden de bienes materiales, haría lo mismo. La tierra es de todos los hombres, que Dios autor de la vida ha mandado a ella, como el sol, el aire, la luz y la lluvia.

“Y en este instante paréceme ver al feroz y monstruoso egoísmo, como un buitre con rostro humano que se desespera y enfurece por no haber encontrado aún el modo de acaparar el aire, la luz y el sol, para venderlos en pequeños átomos y a precio de oro. ¡Aún quisiera poder vender el derecho de respirar, de contemplar el espacio azul y de recibir los rayos del sol!...

“Creedme que cuando así medito, mi alma se abisma en la contemplación de la inefable Bondad Divina, mirando impasible las espantosas desviaciones de sus hijos que, habiendo nacido todos de su Amor Infinito, son como lobos que se devoran unos a otros.

— Entonces, ¿dirás, Profeta, que para ser yo justo, he de repartir mis tierras entre los desheredados?

El Maestro lo miró profundamente y continuó:

— Anda, amigo mío, y recorre los suburbios de esta populosa ciudad donde en cada choza vive hacinada una numerosa familia. Escucha las quejas de la madre que no alcanza a dar a los suyos el pan necesario para la vida, con una mísera medida de trigo que trae el padre al hogar después de haber trabajado duramente de sol a sol.

“Escucha el llorar de los niños que piden pan y el padre recoge bellotas de encina que alimentan a los puercos, y se las da a sus hijos que lloran de hambre.

“Escucha el gemido de los ancianos que tiemblan de frío junto al hogar apagado porque los grandes señores, dueños de los bosques, quieren su sestercio por la leña que puede llevar un hombre entre sus brazos, y el infeliz no posee en su bolsa ni un solo denario.

“Escucha el grito desesperado de los leprosos, de los paralíticos, de los ciegos que no pueden ganarse el sustento y que son arrojados de todas partes como larvas venenosas, porque su aspecto repugna a los que visten de púrpura y de oro, porque la conciencia dormida se despierta ante tal espectáculo y les grita: “¡Esa piltrafa humana es tu hermano!... ¡Socórrele!

“Anda, amigo mío, por esos tugurios, por esas covachas extramuros de vuestras doradas ciudades, por esas madrigueras de raposas, que no otra cosa son las viviendas de nuestros hermanos desamparados..., anda y mira.

“Y que tú, como todos los potentados de la tierra, no conocen de cerca el dolor del que carece de todo, porque jamás se ocuparon de otra cosa que de procurarse placer y comodidades.

“Y cuando hayas visto esos cuadros que no son pintados en lienzos, sino en la carne viva y palpitante; cuando hayas oído todas esas quejas, todos esos gemidos, ese llorar de niños que rompe el alma en pedazos, vuelve a mí y pregúntame de nuevo: “¿Qué harías, Profeta, si fueras dueño del mundo?” ¿Sabes lo que yo haría?...

¡La exaltación del Maestro había subido a un tono que a él mismo le hacía daño!

— ¡No te atormentes más, Profeta de Jehová! –le dijo conmovido aquel hombre en cuya mente iba penetrando la Luz Divina, poco a poco–.

“Por la memoria de mis muertos, te juro que hoy mismo, todos cuantos dependen de mí serán aliviados de las cargas que llevan.

“Te invito pues a acompañarme a mi casa con esos amigos que te siguen a todas partes y seréis todos testigos, de cómo hago, en lo que puedo, la justicia que tú deseas.



Parte del capítulo: EL REINO DE DIOS
Libro: ARPAS ETERNAS - TOMO 3
Autora: Dª Josefa Rosalía Luque Álvarez

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