domingo, 15 de abril de 2012





28/01/2010
CUANDO BRIILLA LA LUZ EN LA VIDA, CREA SOMBRAS
por Gillian MacBeth-Louthan
Todo lo que se hizo alguna vez, se ha deshecho. Todo lo que se vio alguna vez y se tomó por sentado, ahora se volvió invisible a los sentidos. Todo lo que está oculto bajo la superficie de la carne, de las células, de los recuerdos, de la tierra, emerge
disimulado al abrirse camino hacia abajo a los senderos de su recuerdo y tierra.
Aparecen muchas energías disfrazadas de bondad. Muchas energías que se ven como luz en realidad son lobos holográficos en piel de cordero. Se los tentará a diario en los
muchos niveles de su ser para enojarse, tener celos, ser desdichados, o tener miedo.
Cada vez que entren energéticamente en una emoción de naturaleza inferior y que no esté en una escala elevada de luz, recuerden entonces que es en ese momento cuando la
oscuridad se vuelve su compañera silenciosa.
Aprender a través de la negatividad y la oscuridad del ser es la lección más dura que
encontrarán en la escuela de la Tierra. Es fácil para ustedes comprender qué es
luminoso y oscuro fuera de ustedes, pero cuando se trata del terreno interno de su
mente y de su corazón, sobreviene el gris en las propias elecciones, ya que una semilla
de negatividad puede arruinar su día y el día de quienes los rodean. Un pensamiento
negativo acerca de ustedes puede oscurecer el resto de su tarde e impedirles cumplir un
contrato de luz.
Comprende esto, hijo de la luz. Cuando estás en una intersección del ser con
pensamientos negativos oscuros, estás al borde de la luz y a un paso de caer en un gran
agujero negro. Estás fallando y peligrosamente cerca de dejar la luz. Tu biología
acepta la luz o la oscuridad de cada pensamiento. Cada pensamiento es una bendición o
una maldición. Con cada pensamiento te asocias con la oscuridad o con la luz.
Permanece en estas energías de Luz mientras caminas a través de la oscuridad en los
corredores de tu propia mente. Cada instrucción, cada fracaso, cada pensamiento culposo llega y se les da con amor para hacerlos más fuertes, para ejercitar los músculos de su alma y su sistema de creencias. ¿Están listos para soportar el peso de esta NUEVA LUZ o se los puede engañar para que se rindan con suma facilidad cuando sobreviene el
conflicto? En su interior, ustedes tienen pureza de corazón. No carguen con sus culpas
minuto a minuto, día tras día, vida tras vida. Ellas los agobian y los oprimen. Les
impiden sentir, les impiden amar y los limitan, impidiéndoles ver la totalidad de su
luz y su belleza internas.
Al recorrer sus propios pensamientos ensombrecidos por el miedo, comprendan que sus
propias sombras están intentando arduamente convertirse en luz. AMENLO TODO, porque es la única manera de que puedan avanzar. Se les pide que permanezcan en su POSICIÓN DE LUZ. En esta posición de luz, queridos, hay un lugar en el que no pueden vacilar.
Cuando la Luz brilla en la vida, crea sombras. A veces, la sombra incluso parece más
grande que la luz. Sin la luz, la sombra no podría existir en absoluto.

por Gillian MacBeth-Louthan
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DESGARRADOS ENTRE DOS LUCES

10/01/2010 | Por mgarcet | Claves: espiritualidad | # Enlace permanente
DESGARRADOS ENTRE DOS LUCES
por Gillian MacBeth-Louthan
Cada vez que se resisten a algo (persona, lugar o cosa), terminan creando una carga
eléctrica, una respuesta bioeléctrica. Esa carga se convierte luego en positiva o
negativa según hacia cuál polo dirijan su trineo (su trineo es cada pensamiento).
Este lugar de la Tierra está lleno de infinitas posibilidades. La posibilidad está en
cada situación hacia la que son atraídos continuamente por cada pensamiento energético
al que reaccionan. Imagínense que son una ecuación matemática, una serie de números y resultados. Cada vez que cambia un número en esa ecuación, también cambia el resultado.
Cuando su vida los lleva hacia un callejón sin salida del que parece no haber
escapatoria, es entonces cuando deben aprender a volar por encima de lo que obstruye su progreso. Eleven su pensamiento hacia una nueva meseta de creación. Lo que les está
ocurriendo en su vida está ahí debido a ustedes. Acéptenlo. No son una victima sino un
alumno ensimismado en profundas enseñanzas animadas. Tal como aprender a convertirse en un soldado con balas verdaderas, no es un simulacro sino algo real. Aunque la tierra es de naturaleza holográfica, todas las acciones de la tierra están registradas y mantenidas en secreto. Incluso en su universo holográfico todos los pensamientos cuentan como munición útil.
El progreso se acelera en la vida de todos a medida que el tiempo avanza y más rápido
de lo que creen o saben. Las lecciones son más densas y profundas de lo que podría
esperarse luego de años de limpiar los escombros de la personalidad. Ustedes ya no
viven en la misma calle de luz. El domicilio de su alma cambió una vez más. Se están
mudando arriba a ese apartamento de lujo en el cielo. Se les pide que experimenten un
nuevo nivel del ser y el alma con el que no están familiarizados o cómodos. Como al
conocer a nuevas personas, todo lo que pueden hacer es observar hasta que sea seguro
actuar.
Un nuevo ser álmico se une a la mente y al cuerpo -uno con el que no habían
interactuado antes. Ellos tienen sospechas y están confundidos por esta nueva presencia
vibratoria. El viejo aspecto de ustedes se ha ido para no volver sino como un recuerdo
pasajero. El nuevo aspecto de su presencia de alma no está adherido a ningún resultado
como lo estaba el antiguo. El nuevo aspecto ve la totalidad del diálogo de creación y
se sienta en la tierra de la manifestación del pensamiento con una sensación de poder.
Hay una falla imprevista en este vasto retrato del enriquecimiento de la luz. Hay una
membrana etérea sutil que mantiene a la nueva luz álmica intacta. Esta delgada membrana etérea es como una bolsa protectora alrededor del recién nacido. Lo mantiene a salvo del duro mundo exterior hasta que esté listo para nacer, entonces la membrana se
debilita y rasga. La nueva luz álmica que se ha activado en toda la Humanidad no se
sentirá totalmente hasta la Pascua, cuando la membrana del alma esté lista para ser
disuelta en la luz superior de Ascensión lograda. (La ascensión conseguida son las
muchas capas de tu ser que ya están en una luz más elevada).
En este momento se tiene la sensación de estar desgarrado entre dos luces, dos almas,
dos amores y dos mundos. La sensación de ser ustedes y no ser ustedes se amplifica
debido a los eclipses pasados. Todos los elementos de la vida les apuntan preguntando
“¿se pondrá de pie la verdadera luz?” Mientras ustedes tratan y tratan de redefinirse,
la confusión sólo parece volverse más pegajosa y profunda.
Denle tiempo a la membrana entre las capas de luz para que se acelere y adelgace.
Llénense con lo que es bueno en su vida y adopten lo que es hermoso en su entorno.
Siempre habrá algo sin resolver en su vida a algún nivel. Es importante llevar su
conciencia por encima de eso, hacia la belleza de la vida. Siempre habrá un pulso de
polaridad que mantenga al pequeño agujero negro girando en la vida de todos. No dejen que los absorba lo que está mal -que siempre los mantiene secuestrados. Lo que está mal no es más que un minuto por ciento de su fuerza de vida. Lleven su conciencia hacia lo correcto, lo que es bueno y lo que es bendito y pasen su creación en ese lugar. Cada pensamiento cambia algo.
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CUANDO BRIILLA LA LUZ EN LA VIDA, CREA SOMBRAS

05/01/2010 | Por mgarcet | Claves: espiritualidad | # Enlace permanente


CUANDO BRIILLA LA LUZ EN LA VIDA, CREA SOMBRAS
por Gillian MacBeth-Louthan

Todo lo que se hizo alguna vez, se ha deshecho. Todo lo que se vio alguna vez y se tomó por sentado, ahora se volvió invisible a los sentidos. Todo lo que está oculto bajo la superficie de la carne, de las células, de los recuerdos, de la tierra, emerge
disimulado al abrirse camino hacia abajo a los senderos de su recuerdo y tierra.

Aparecen muchas energías disfrazadas de bondad. Muchas energías que se ven como luz en realidad son lobos holográficos en piel de cordero. Se los tentará a diario en los
muchos niveles de su ser para enojarse, tener celos, ser desdichados, o tener miedo.
Cada vez que entren energéticamente en una emoción de naturaleza inferior y que no esté en una escala elevada de luz, recuerden entonces que es en ese momento cuando la
oscuridad se vuelve su compañera silenciosa.
Aprender a través de la negatividad y la oscuridad del ser es la lección más dura que
encontrarán en la escuela de la Tierra. Es fácil para ustedes comprender qué es
luminoso y oscuro fuera de ustedes, pero cuando se trata del terreno interno de su
mente y de su corazón, sobreviene el gris en las propias elecciones, ya que una semilla
de negatividad puede arruinar su día y el día de quienes los rodean. Un pensamiento
negativo acerca de ustedes puede oscurecer el resto de su tarde e impedirles cumplir un
contrato de luz.

Comprende esto, hijo de la luz. Cuando estás en una intersección del ser con
pensamientos negativos oscuros, estás al borde de la luz y a un paso de caer en un gran
agujero negro. Estás fallando y peligrosamente cerca de dejar la luz. Tu biología
acepta la luz o la oscuridad de cada pensamiento. Cada pensamiento es una bendición o
una maldición. Con cada pensamiento te asocias con la oscuridad o con la luz.

Permanece en estas energías de Luz mientras caminas a través de la oscuridad en los
corredores de tu propia mente. Cada instrucción, cada fracaso, cada pensamiento culposo llega y se les da con amor para hacerlos más fuertes, para ejercitar los músculos de su alma y su sistema de creencias. ¿Están listos para soportar el peso de esta NUEVA LUZ o se los puede engañar para que se rindan con suma facilidad cuando sobreviene el
conflicto? En su interior, ustedes tienen pureza de corazón. No carguen con sus culpas
minuto a minuto, día tras día, vida tras vida. Ellas los agobian y los oprimen. Les
impiden sentir, les impiden amar y los limitan, impidiéndoles ver la totalidad de su
luz y su belleza internas.

Al recorrer sus propios pensamientos ensombrecidos por el miedo, comprendan que sus
propias sombras están intentando arduamente convertirse en luz. AMENLO TODO, porque es la única manera de que puedan avanzar. Se les pide que permanezcan en su POSICIÓN DE LUZ. En esta posición de luz, queridos, hay un lugar en el que no pueden vacilar.

Cuando la Luz brilla en la vida, crea sombras. A veces, la sombra incluso parece más
grande que la luz. Sin la luz, la sombra no podría existir en absoluto.
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Las religiones ante el nuevo paradigma
Javier Melloni

Xabier Melloni se nos acerca de nuevo con toda su luz, poesía y discernimiento de la mano de Ana María González. Esta amiga de Donosti se ha tomado el trabajo de transcribir la conferencia que impartió el jesuita catalán en el marco del Foro religioso de Vitoria, recientemente celebrado. He aquí el documento que nos ha enviado.


Es una suerte compartir con vosotras y vosotros, esta indagación necesaria porque como contemporáneos del tiempo en que nos toca vivir, desde el lugar en que cada uno se encuentra, necesitamos conspirar conjuntamente y es lo que estamos haciendo estos días de inspiración conjunta.

Dice Einstein: “Ningún problema debe ser resuelto en el mismo nivel de conciencia que lo ha creado”. Esto es lo que tiene que ver con el nuevo paradigma, que es la percepción de que se ha dado una saturación en el modelo con el que hemos permanecido siglos. Se ha dado un “impasse” que es la oportunidad de cambiar de nivel de conciencia. Repito: “Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia que lo ha creado”. Invitación, pues, a abrirse a un nuevo nivel de conciencia que implica dejar el anterior y eso no nos es fácil porque exige abandonar cosas con las que hemos crecido, nos hemos ido configurando, hemos descansado y hemos pasado momentos de crisis. Para que realmente haya un cambio de nivel radical hay que soltar, desprenderse, quedarse en el vacío. No hay subida hasta la cima del monte sin pasar por la noche. Luego esa noche se descubre más amable que la alborada pero ha de ser noche, para que no sea bajada de ojos y volverlos a abrir, la noche es noche donde los entornos que parecían claros y evidentes dejen de serlo.

A lo largo del día de ayer se dijo de diferentes maneras que el nuevo paradigma tiene que ver con dos cosas: con la relacionalidad de lo real y con una perspectiva no-dual o a-dual. Una formulación que se presenta en negativo sin caer en el monismo ni en el dualismo que es difícil de atrapar o que se nos va de las manos. La manera de aproximarse no es del orden del decir sino del ser.

1. La realidad es interrelación

¿Qué es eso de la interrelacionalidad o de la no dualidad? Es dejar de fragmentar la realidad entre lo visible y lo invisible, entre lo divino y lo que llamamos humano y lo que llamamos cósmico, entre el creador y lo creante, entre el pasado, el presente y el futuro. Ser capaz de descubrir que en una semilla está todo el árbol comprendido y al mismo tiempo la semilla no es el árbol. ¿Qué sería el árbol sin la semilla y la semilla si no llegara a ser árbol? Todo eso se da a la vez aunque nosotros tengamos que separarlo porque lo propio del ser humano es que no somos capaces de demasiada realidad. Con un poco de exceso de realidad ya quedamos como colapsados. Necesitamos la lenta obertura a esa profundidad de lo real que se nos va dando a través de palabras, conceptos, cambios de paradigma en un momento de la conciencia.

2. La inseparabilidad entre el conocedor y lo conocido, entre el creyente y lo creído

Se nos dice desde el nuevo paradigma que el ser humano está en el tránsito entre el microcosmos y el macrocosmos y esto apenas lo llegamos a percibir y a comprender. Hacia abajo perdemos pie porque no sabemos qué es la realidad de los átomos y subátomos que nos constituyen y por arriba también perdemos pie en un espacio infinito del que no somos más que algo pequeñísimo en la inmensidad de lo real. Y al mismo tiempo que somos eso, sin saber qué somos, somos capaces de pensarlo, de serlo. Cada uno de nosotros cuando pensamos en el universo, el universo está en el momento en que lo estamos pensando. Somos una parte minimísima y al mismo tiempo, en el acto de estarlo pensando, estamos representando al universo entero. Misterio. Absoluto, pleno y continuo misterio que sólo se puede percibir desde una actitud silente que es a lo que tratan de conducir las religiones.

Porque ¿qué son las religiones? Reediciones o relecturas del infinito prodigio del existir que se nos regala con el primer suspiro del nacer y se nos retira con el último suspiro del vivir. En ese tránsito de nuestra existencia las religiones ofrecen caminos, propuestas de sentido que tienen diferentes y complejas configura- ciones.

3. Pasar de competir a co-inspirar

¿Qué nos dicen las religiones? Que lo que necesitamos para existir está ahí y lo que está ahí lo necesitamos para existir. (..suena un móvil..) Que necesitamos el móvil porque gracias a él estamos muchos aquí y eso forma parte de la realidad con la que convivimos, donde tenemos unos medios adversos y hemos construido otros amables para vivir con paz y serenidad los retos que nos hemos propuesto.

Las religiones nos dicen que aquello que es necesario ya está aquí y que lo que está aquí nos es necesario. ¿Y qué es lo que ya está aquí que nos es necesario? En palabras de Raimon Panikkar, la realidad es constitutivamente cósmica, en la materia, en el tiempo y en el espacio; humana -que es la conciencia que nos hace estar aquí presentes, que ponemos a nuestro estar- y esa profundidad que se nos escapa y que antecede a todo lo que se nos da, que llamamos lo divino, más allá de lo perceptible y a lo que no se puede llegar sino a través de lo perceptible. Que significa brillar a través de lo divino. Es lo que palpita a través de lo visible pero que está más allá de lo que vemos. Ese más allá de lo que vemos es lo que las religiones teístas llaman Dios. Ese desde donde lo vemos, ese don que no vemos es el cosmos. Nuestro cuerpo, nuestro espacio-tiempo nos permite ver y comprender todo y nos hace humanos, y eso se da a la vez continuamente en nosotros más allá de nuestra capacidad de percibirlo.

¿Qué hacen las religiones? Desplegarlo. Nos explican que eso estaba antes de que nosotros llegáramos y estará después de que nosotros marchemos y que son ofertas de sentido, de caminos que se nos ofrecen para que podamos transitarlos y podamos abrirnos a la profundidad de lo real.

¿Cuál es el nuevo paradigma ante las religiones? Cada una de estas propuestas de sentido unas a otras o bien se ignoraban o competían o unas a otras se devoraban. Hoy tenemos los recursos suficientes para que no nos podamos ignorar. La televisión o internet no nos permiten ignorarnos. Tenemos la fuerza para exterminarnos los unos a los otros y eso es lo que pasó el 11 de septiembre hace años en Estados Unidos. Caímos en la cuenta de que la metrópolis era vulnerable. Las guerras no sólo ocurren fuera, sino que también pueden ocurrir dentro. O las religiones están al servicio de ese nuevo paradigma que es la pluralidad o van a ser las que más van a poder testificar el exterminio de unos contra otros.

4. La complementariedad entre las religiones

¿Cuál es la llamada a las religiones del nuevo paradigma? Que percibamos, que nos demos cuenta de que nos necesitamos las unas a las otras para ir desplegando la anchura, profundidad y altura de lo real. Cada dimensión religiosa no contradice a la otra, sino que es una plenitud que se ofrece a otras plenitudes. Lo propio de nuestro tiempo y más para los siguientes va a ser la libertad de escoger la copa en la que queramos beber esa plenitud. Eso requiere una madurez en el discernimiento, en la formación, un conocimiento de las diferentes propuestas de sentido que nos hacen sin que ni nos confundamos ni nos escandalicemos, ni juzguemos, sino que profundamente nos respetemos y nos impulsemos a que ese soplo de plenitud que cada religión ofrezca nos enriquezca y seamos más humanos, más abiertos, más receptivos, más pequeños, más capaces de comprender esa estructura humana que somos entre el macrocosmos y el microcosmos.

Hoy por hoy podemos decir que existen tres grandes configuraciones religiosas que han coexistido desde antiguo pero que podemos ser más concretos en sus especificidades. En esta confluencia de caminos, de cosmovisiones hay diferencias. Igual que se habla de la biodiversidad, la diversidad de la biología, la importancia de la fauna, la flora, la riqueza de la ecología, debemos de mantener la diversidad de lo sagrado, es decir que, habiendo muchas maneras de modular el misterio del ser, no perdamos las antiguas formas de nombrar el misterio. Existen tres grandes configuraciones de religiones y es en el conocimiento de ellas donde se producirá la fecundidad de la síntesis del nuevo paradigma.

4.1. Las religiones cósmicas. Primera constelación religiosa: Las aborígenes, religiones que nos permitimos despreciar durante siglos cuando llegamos con la altivez de nuestra verdad a ahogar verdades ajenas a otras tierras, porque no teníamos la apertura de compartir nuestras verdades con las de los otros. Se diría que la tierra que pisaban aquellos era sagrada y lo propio de la religión aborigen es la sacralidad de la tierra no como idea sino como una actitud que dispone de modo reverencial. Lo propio de las religiones aborígenes no es divinizar la materia, no es idolatrizar las plantas o las cascadas sino percibir el fondo sagrado que tienen y que cuando participamos de ellas no tenemos derecho a violentarlas. Lo propio de las religiones aborígenes es la reciprocidad de la relación con la naturaleza. No se puede pedir más de lo que uno no dé. Todo lo que se pide se devuelve con la propia vida. Porque la vida cuando se da se está ofreciendo, se está sacrificando. Para mantener ese equilibrio uno se lo ofrece a esa naturaleza.

Hemos construido esta civilización y nos damos cuenta de que como no escuchemos la sabiduría ancestral desde nuestros antepasados vamos a dejar un planeta desolador y un gran destrozo en dos o tres generaciones. Estamos descubriendo que necesitamos recuperar una sabiduría que la necesitamos para vivir como humanos.

4.2. Las llamadas religiones teístas. Lo propio es concebir este horizonte que sostiene lo real como un inmenso y primordial “tú” que nos dice “yo”. O como un primordial “yo” que cuando se dirige a los otros nos dice “tú”. Esa es la experiencia de Israel, con Abraham o Jacob, “Yo Soy el que Soy” y, siendo “el que Soy”, en esa relación “Yo-tú” se estructura toda la experiencia religiosa. Nos es inconcebible otro modo de concebir a Dios que no sea desde la relacionalidad “Yo-tú”. Eso es profundísimo e inagotable. Místicos como Santa Teresa han llegado al centro de la morada, a la profundidad de lo que habían de llegar. Eso nos constituye a nosotros, desde nuestra fe. Nuestros salmos, nuestras oraciones están construidas sobre esta fuerza de la relacionalidad y de ahí se desprende la dimensión ética, porque hay respeto a la persona, a sus derechos, es decir, todo lo que se desprende del personalismo judeocristiano. Como dijo muy bien Mayor Zaragoza, más importante que aquel 11 de septiembre del 2002 fue el año 1947 cuando la ONU proclamó en nombre de toda la humanidad que todo ser humano sobre la tierra tiene unos derechos inviolables, irreemplazables, que hay que respetar.

Esa estructura personalista de nuestra relación con Dios es muy rica aunque tiene el peligro de ser demasiado antropomágica o antropocéntrica descuidando otros elementos que van más allá del “Yo-tú”, que es la relación con la tierra, que no está tan considerada en las religiones judía y cristiana.

4.3. La llamada oceánica ¿Por qué decimos oceánica? Porque lo propio de esa experiencia religiosa no es la relacionalidad “Yo-tú” (sino percibir la realidad como un todo en el cual emerge y se sumerge el yo. Si se sumerge el “yo” también el “tú”. Hay un solo ideal, con la imagen de la ola que se descubre océano. La ola no reduce el océano, pero ¿qué será la ola sin océano? Desaparece el “Tú” de Dios y el “yo” humano y queda el flujo de formas y existencias de relaciones que llevan a la conversión, a la sabiduría, a un modo no dual que se rompe cuando digo “yo” o digo “mío”, porque me desgajo y comienza la agonía y cada vez que me entrego y entrego lo mío en esa totalidad fluyo desde lo que soy en ese todo.

Eso lo podemos saber, no estoy diciendo nada que no sepamos. Es propio del nuevo paradigma no yuxtaponer estos tres modelos: el aborigen, el personalista y el oceánico sino comprender que son tres oberturas simultáneas al misterio de vivir y que las religiones, en la medida en que sean capaces de articular estos tres movimientos, podrán ofrecer a la humanidad los instrumentos para dar el paso civilizatorio en el que nos encontramos. Y en la medida en que nos ignoremos o apartemos llegaremos mutilados a donde hayamos de llegar.

4.4. El modelo secularista, es el marco de la no religión, el propio de occidente, en el marco de la secularización. ¿Hacia dónde apunta este marco? A postular o reafirmar una ultimidad en las cosas. Las personas en cuanto a la dimensión ética, y por tanto al compromiso de unos por otros en esta vida, es hacer un mundo mejor a través de la técnica y de la ciencia, que tratan de indagar cómo puede ser el medio en el que vivimos.

Lo propio de este cuarto modelo secularista es que puede que cada vez sea menos agresivo, no necesita afirmarse tanto como antes en contra del Cristianismo que a la religión de alguna manera le sometía. Convive con nosotros pero eso no bastaría para el nuevo paradigma en el que nos movemos. Se trataría de comprender qué verdad también dice a la realidad que no excluye nuestra propia verdad y que convive con ella y que juntos tenemos que hacer este camino.

Uno de los autores que en estos momentos se sitúa en un “ateismo fiel”, dice él de sí mismo, es un autor francés André Compte-Sponville en un libro que se titula “El alma del ateismo”, serenamente muestra una nueva generación de pensadores franceses a-teos, (el guión es importante) que se abstiene de la hipótesis de Dios (a-teo, no Dios), sosteniendo la no necesidad del postulado de Dios, se reconoce un ateo fiel –dice él- a los valores del cristianismo. No tiene nada en contra, al contrario, de lo que el cristianismo ha aportado a la civilización cristiana, simplemente que la hipótesis de Dios no le es necesaria para ser humano y describe una experiencia mística que tuvo a los 25 años siendo profesor en un instituto de Filosofía en un pueblecito al norte de Francia, saliendo un día con sus colegas del instituto a pasear por el bosque, entre nieblas en un lugar cercano a Bélgica, dice así:

“Después de cenar salí a pasear con algunos amigos por un bosque al que amábamos. Estaba oscuro, caminábamos, poco a poco las risas se apagaron, las palabras escaseaban, quedaba la amistad, la confianza, la presencia compartida, la dulzura de esa noche y de todo. No pensaba en nada, miraba, escuchaba. Rodeado por la oscuridad del sotobosque, la asombrosa luminosidad del cielo, el silencio ruidoso de las ramas, algunos crujidos, ruidos de animales, el ruido más sordo de nuestros pasos. Todo eso hacia que el silencio fuera más audible. De pronto, ¿qué?, nada, es decir todo, ningún discurso, ningún sentido, ninguna interrogación, sólo una sorpresa, una evidencia, sólo una felicidad que parecía infinita, una paz que parecía eterna. El cielo estrellado sobre mi cabeza, inmenso, insondable, luminoso y ninguna otra cosa en mí que este cielo del que yo formaba parte, como una alegría sin objeto, sin otro objeto que todo, sin otro sujeto que ella misma, ninguna otra cosa en mí en la noche oscura, que la presencia deslumbrante de todo.

Ya no había palabras, ni carencia, ni espera, sólo puro presente de la presencia. Apenas puedo decir que paseara, sólo estaba el paseo, el bosque, las estrellas, nuestro grupo de amigos, únicamente la presentación silenciosa de todo”.

Este momento, que es una experiencia de no dualidad, está en todos porque tenemos momentos de esos, pero quizá no sabemos identificarlos y enseguida los interpretamos. Ahí es donde entra el nuevo paradigma, la consciencia de que las religiones son interpretaciones de esa experiencia y propiciaciones para alcanzar esa experiencia. Cuando caemos en la cuenta de esto, entonces se abre mucho más el espectro y la posibilidad de comprender que aunque yo vaya por el camino de mi interpretación, otros pueden ir por el de su interpretación a ese mismo lugar que está más allá de todas las interpretaciones que podamos hacer. Cuando eso se comprende las religiones sin dejar de ser lo que son, se liberan de su absolutismo. El complejo de las religiones, como de todo acto cognitivo, es que está tan vinculado lo que vivimos con el modo que tenemos de comprender lo que vivimos que separar eso requiere un gran ejercicio de desprendimiento. Ese desprendimiento es justamente, como decía al principio, la exigencia a la que nos aboca el nuevo paradigma. Podremos acercarnos a esa comprensión si sabemos tomar distancia. En ese tomar distancia hay que soltar y en el soltar está la confianza y ahí es donde todos tenemos resistencias y también nuestras evidencias de que tiene que ir por ahí.

5. El proceso y el resultado del encuentro

Cuando somos capaces de comprender que la otra tradición religiosa no niega mi modo de acceder a lo real, a la visión de la realidad sino que la complementa, se producen tres momentos o impactos:

5.1. La purificación. Cuando percibo que por otro camino se puede llegar al mismo lugar que por el mío, el contraste con la belleza, contundencia, consistencia de la otra religión me ayuda a dejarme interpelar por lo que se está diciendo. En esa interpelación se produce una purificación. La luz que recibo me ayuda a mirar con mayor finura y autocrítica aquello que en mi propia percepción religiosa puede haber sido parcial, epocal, me ayuda a no absolutizar mi propio punto de vista, me ayuda a indagar, a intuir aquello que si no fuera por los otros no me lo plantearía y se da una mutua purificación.

5.2. La fecundación. Algo de lo ajeno entra en lo propio. Cuestiones que en mi tradición no me hubiera planteado me lo plantean los otros, sin que por ello caiga el eje del propio esquema. Por ejemplo, nuestra oración occidental está vertida en palabras y en textos. No hay nada que decir sobre eso, pero tiene un déficit corporal. No caemos en la cuenta de que el modo como nos sentamos, disponemos, es nuevo. Santo Domingo describe unas diez posturas, Santa Teresa no habla de eso, San Ignacio tiene alguna insinuación. ¿Qué problema hay? Las tradiciones orientales nos ayudan a sentarnos, insisten en la importancia de la columna vertebral o de tomar conciencia de la respiración. No afecta a nuestros textos sino que nos disponen y se produce la fecundación. Desde las religiones orientales recibimos todo el énfasis antropocéntrico que tienen las tradiciones proféticas de que si en tu oración no tienes en cuenta el hábitat en que vives, eso pierde en conexión y comunión. Eso es un plus que recibimos de las religiones orientales. Cuando el cristianismo ha ido a Asia o a Africa ¿qué ha ofrecido? Escuelas y hospitales, es el mejor regalo que podía darles, es decir, la cura y la promoción de las personas. Es un instinto que tiene el Cristianismo, cosa que no hará el budista, porque su aportación estará en descubrir la profundidad de la persona, el acento propio de las tradiciones más personalistas. Sin darnos cuenta se produce una fecundación. Las órdenes religiosas hindúes y en parte algunas de las budistas han incorporado cosas del cristianismo. Sin darnos cuenta se produce una mutua fecundación y se complementan las unas a las otras.

5.3. Hacia síntesis superiores todavía por realizar. Pero no sólo es purificarnos y que mutuamente nos fecundemos. Eso no sabemos cómo se va a producir. Tal vez estamos siendo llamados y se está produciendo ya porque estamos en un momento de posibilidades de síntesis mayores. Síntesis que no es mezcla. La mezcla es una configuración o subproducto tóxico de elementos heterogéneos que dan un conglomerado menor. Cuando se habla de sincretismo esa fecundación mutua se ve que es a costa de mezclar elementos que al final no es una cosa ni otra y entonces perdemos toda la consistencia que tienen las tradiciones religiosas. En cambio la síntesis es que en esa combinación nueva de elementos se da un lugar de mayor profundidad, de mayor percepción de perspectivas y ese es el elemento del nuevo paradigma, no caer en fáciles mezclas que serían los fáciles sincretismos, sino ir hacia una síntesis superior. ¿A costa de que desaparezcan las tradiciones anteriores que han llegado hasta aquí? No lo sabemos porque estamos hablando de miles de años. Las perspectivas son a largo plazo. De hecho hoy coexisten dos modelos, el pluralista (que es como decir que creemos en los dos primeros momentos el de la purificación y el de la fecundación que han de mantenerse, pero sin querer ir más allá…) y el otro modelo que es el universalista que intuiría que el resultado final de irnos encontrando los unos a los otros no puede sino irnos llevando a un lugar común.

Ante esa situación es natural que haya miedo a perder el contorno y eso explica los movimientos retroactivos, regresivos que son los fundamentalismos, que hay que comprenderlos desde su razón de ser. Hay que comprender que son simultáneos y unos abogan por esa síntesis superior, otros se quedarán en la fecundación y otros intentarán que no se pierda aquello que da sentido y forma a una tradición religiosa. Y eso es lo que está sucediendo en vuestra diócesis hermana. Es miedo al cambio de paradigma porque toca cosas muy sustanciales. Si entendemos que es miedo entonces nuestro juicio también es medio. No podemos juzgar el miedo del otro. Estamos llamados a comprender ese miedo y sólo si el otro se siente comprendido de su miedo puede haber diálogo. Ese diálogo intrarreligioso o intraeclesial es tan importante como el extrarreligioso o extraeclesial que es tener en cuenta al otro y comprenderlo desde donde está y no desde donde yo quisiera que estuviera, es comprenderle tanto como a mi mismo. Está ahí, pues está ahí. El paradigma nos afecta a todos aunque cada uno esté situado de un modo o de otro.

¿Qué es lo que en ese encuentro de las tradiciones religiosas estamos llamados a ofrecernos mutuamente?

Desde tres maneras a la vez. Por un lado, como seres humanos tenemos que apasionarnos por lo real. Todas las religiones son un impulso a vivir, a interesarnos por lo real. Es la pasión por la vida lo que nos hace ser religiosos.

El interés por lo real al mismo tiempo es una contención, porque nos ayuda a distanciarnos de aquello mismo por lo que nos interesamos porque si no nos convertimos en depredadores. Las religiones son un ejercicio de contención. Las normas morales, éticas de toda tradición religiosa es un poner freno al deseo para que no sea un deseo comprometido que destroce sino al contrario, que sea respetuoso en aquello mismo que estoy ofreciendo. Interés por la realidad y contención que significa respeto a aquello que existe y a aquéllos que existen conmigo. Finalmente, el silenciamiento. Todas las tradiciones religiosas tienen métodos para acallar el deseo y la mente y situarnos en un lugar anterior a nuestro deseo y a nuestra acción desde donde recibir el ser que se nos da. Si entendemos estos tres movimientos de compromiso, de contención y de silenciamiento nos podemos situar ante el mensaje que nos transmiten los textos.

6. Posibilidad de compartir nuestros textos sagrados

Ahí voy a un tema muy importante. Son muy recientes las traducciones que nos están llegando de otras tradiciones religiosas en lenguas que no eran accesibles para nosotros. Hoy en día accedemos a los grandes textos del Budismo, Taoismo, etc. Nunca habíamos tenido tan cerca la sabiduría de las otras tradiciones religiosas, pero necesitamos claves de lectura para leerlos.

6.1 Claves de lectura para leerlos. Ahí mismo tenemos un gran reto. Por un lado la facilidad para llegar a los textos, pero ¿quien nos interpreta la lectura de los textos para hacer una lectura correcta de ellos? Es una de las cuestiones que tenemos planteadas. Y podemos ir más al fondo: si comprendemos los textos que se nos dan ¿no es tiempo ya para que en nuestras liturgias podamos leer los textos de todos? ¿Por qué va a ser más palabra de Dios la mía que la tuya? La cuestión es ¿cómo discernimos qué es palabra de Dios? Entendemos por palabra de Dios todo aquello que nos hace entregarnos, contenernos y silenciarnos. Cualquier texto que sea capaz de abrirnos, que al mismo tiempo que nos abre nos ayuda a descubrir la reverencia por la realidad y nos remite al silencio que lo funda todo, es un texto sagrado porque nos ayuda a vivir abiertamente. ¿No es tiempo ya de que los textos puedan ser leídos y proclamados en nuestras liturgias tanto como los nuestros en las suyas? Es un paso que empieza a darse en según qué ambientes, incluso textos seculares como la poesía, que hace años que se empezaban a introducir en ciertas liturgias, más de comunidades de base, textos de Casaldáliga o de León Felipe considerados de hecho como Palabra de Dios.

Eso requiere mucho discernimiento, mucha audacia, mucha libertad y mucha confianza. Si estamos atravesados por lo mismo ¿por qué eso mismo no puede haber sido dicho de muchos modos y no sólo según el marco canónico de nuestras Escrituras? Porque el marco canónico ha sido un discernimiento que hicieron nuestros antiguos para distinguir textos sagrados de textos tóxicos y ese discernimiento tiene que haber siempre, pero a lo mejor el discernimiento de hoy no es el discernimiento de ayer. ¿Cuál es la canonicidad de los textos? La capacidad que tienen de abrirnos y no cerrarnos.

¿Cómo decimos de ciertos textos o salmos que esto es Palabra de Dios? ¡Qué barbaridad! Porque tenemos las claves para comprender porqué eso es palabra de Dios. ¿Quién nos priva de eso? El miedo a la confusión, pero entonces el miedo nos acorrala y hace que no salgamos de los mismos textos que ya conocemos, cuando hay una belleza y una sabiduría exquisita más allá de nuestro territorio canónico. Eso está por estrenar y en parte ya se empieza a hacer en ámbitos pequeños. Lo que se necesitan son hermeneutas de los textos que nos ayuden a leer desde la entrega, la contención y el silenciamiento. Todo lleva a ese triple ritmo.

7. No somos iguales pero somos lo mismo.
El triple camino que hemos de ayudarnos a recorrer.

El deseo nos hace tomar conciencia de otra cuestión. Las religiones se puede decir que tienen tres etapas y que de alguna manera cada una de ellas está en nosotros. Hay una primera etapa chamánica, una segunda etapa sacerdotal y otra tercera de sabiduría.
7.1. La etapa chamánica. En las religiones o en las religiones teistas la profética, es la etapa india, del fuego incandescente. Chamán es un término que proviene de las tribus siberianas que significa “persona de conocimiento”, que ha tenido el don o la audacia de moverse por los tres mundos, físico, el transmundo -el mundo de los dioses- y el mundo de los infiernos, que ha viajado por los tres mundos y ha traído conocimiento sanador y necesario para la comunidad. Viajando por alturas abismales ha vuelto con conocimiento a costa de arriesgar su vida. Cada vez que viaja vuelve con un conocimiento nuevo y se arriesga a no volver. Eso en las religiones proféticas se corresponde a Moisés, a Amós, a los grandes profetas y a Jesús que bajó del cielo vivió en la tierra y descendió a los infiernos con Adán y Eva restituídos. Es la novedad de una nueva adhesión de las cosas que hace que genere valores y gestos nuevos. Si no ¿qué es la Eucaristía? Jesús cambia el texto de la tradición en la fiesta de Pascua, diciendo “Este pan soy Yo, este vino soy Yo”. Es la actualización y actuación de esa donación que en mí hoy se realiza.

7.2. La etapa sacerdotal. La siguiente generación trata de repetirlo y las palabras recordarlas y ponerlas por escrito para no perder la fuerza con que fueron pronunciadas y entonces comienza la etapa sacerdotal, la repetición de los gestos y de las palabras para conservarlas. Porque no se puede vivir siempre en etapa india o chamánica porque pocas personas tienen el don de vivir en la novedad constante. Eso necesita sacerdotes que son los mantenedores de la tradición para que eso se perpetúe. Es la fidelidad a la transmisión de unos textos y gestos que se necesita canonizar porque dieron y seguirán dando vida. Hay unas personas que se responsabilizan de la correcta interpretación de la palabra y del gesto y aparece el clero, distinguido del pueblo, porque tiene la obligación de repetir y asegurar la correcta transmisión de esa experiencia.

Esa etapa segunda sacerdotal canoniza las Escrituras a costa de decretar heterodoxas las que no lo son y a determinadas personas para esa función de las que no tienen esa función, de detectar verdades que hay que defender o separarlas porque no dicen lo mismo. Y eso con el tiempo va entrando en crisis. Hemos interiorizado tanto la etapa sacerdotal del cristianismo que nos podemos permitir ponerla en crisis, en su rigidez, para entrar en la etapa de sabiduría donde no se necesita mantener tanto la identidad de unos textos y ritos o de personas encargadas porque aquello que había que transmitir ya ha sido interiorizado en la masa crítica de una generación.

7.3. La etapa de la sabiduría. Entonces se puede ir viviendo el tercer momento de sabiduría porque hay suficiente discernimiento para comprender cuál es el núcleo de aquellas palabras y recrear y expandir en otros gestos y palabras y donde no hay unas personas especializadas para defenderlo sino que cualquier persona abierta a la sabiduría está llamada a prolongar el recuerdo para abrirnos a una etapa de sabiduría que es en la que hoy nos encontraríamos.

El cambio de paradigma justamente es el paso de la etapa sacerdotal a la etapa de la sabiduría. En la etapa sacerdotal estamos todos blindados en la canonicidad de nuestras creencias, ritos y textos y, en cambio, en la etapa de la sabiduría sabiendo a donde apunta el texto podemos adaptar y recrear textos, en función de abrirnos, contenernos y silenciarnos.

8. Estimularnos a adentrarnos en lo único necesario

¿Qué es silenciarse sino morir a las palabras, morir a las ideas, morir a las creencias qué son los recortes nuestros para que aquella entrega que nace del silencio sea más capaz de acoger realidad que antes de haberse silenciado? La invitación del nuevo paradigma es a ejercitarnos de tal manera en ese silenciamiento de la mente, de nuestros recortes de la realidad que nos han servido suficientemente hasta ahora aunque a costa de mucha sangre, para seguir profundizando en aquello en lo que indicaban pero con una libertad que en la etapa sacerdotal o mítica no teníamos.

¿Cuál es la diferencia, el paso de lo mítico a lo místico? En la mítica se considera que la comprensión que estoy teniendo de la realidad es la identificación entre la forma y la realidad con que veo esa forma y en la mística es el dinamismo que esa forma conlleva más allá de la forma misma. Entonces no hay límite. El límite está en nuestra limitación o en nuestra propia incapacidad, pero no viene dado por fuera sino según la capacidad de irnos abriendo, silenciando, entregando.

¿Qué es la realidad sino Dios entregándose a si mismo? ¿Qué es lo real sino lo que se nos está dando a través de lo que somos nosotros y de lo que nos rodea? ¿Qué somos sino el darse de Dios en nosotros? ¿Cómo podemos alcanzar al Dios que se nos da sino dándonos en su darse? El problema de la mente es que la mente no se da, la mente trata de controlar, de captar, de situarse. El camino de la mística y la apertura al nuevo paradigma es que si bien la mente tiene sus funciones, donde se pone el acento no está en el control de la mente – que es lo que se convierte en creencias y las creencias incompatibles con otras religiones y entonces viene la guerra de religiones- sino que lo que está en juego es ese modo de estar en la realidad que al mismo tiempo que la comprendemos eso mismo nos sirve para entregarnos y en esa entrega que hacemos de nosotros mismos comprendemos más y entregarnos más y se va produciendo una reciprocidad que no es otra que aquello que los cristianos llamamos desde antiguo de la “Perijóresis intratrinitaria”.

No es otra cosa que, expresado en lenguaje mítico, hablar de Padre, Hijo y Espíritu Santo. El lenguaje es mítico pero lo que dice es místico. En cada Credo, decimos que la profundidad de lo real es un darse permanente de aquello que llamamos Padre-Madre. En Dios hay una profundidad que está continuamente dándose. Ese darse que surge de Dios es el Hijo que se recibe de ese darse del Padre y lo propio del Hijo es un flujo constante que es el Espíritu Santo.

Eso que es la realisima belleza pero que lo podemos comprender a nivel mítico o a nivel conceptual o sea racional, mental, si lo comprendemos adualísticamente o místicamente no es más que la descripción de Lo que Es. ¿Dónde va a estar la Trinidad sino aquí mismo? La Trinidad no está allá. ¿De qué estamos hablando? Estamos hablando de la mismidad de lo real. ¿Qué pasa cuando Dios se da? Nace el Hijo. ¿Dónde nace el Hijo? Donde estamos nosotros. Nosotros somos el Hijo en términos mítico racionalistas, antropológicos, pero si somos capaces de ir más allá del lenguaje y comprender lo que se nos está diciendo, eso es lo verdadero. Son palabras que balbucean y lo intentan decir. Y si soltamos amarras nos invitan a acercarnos al Budismo para escuchar hablar del Nirvana, del Shankara…o del Shankara al Nirvana.. ¿Que dice el Induísmo?. Lo mismo que nosotros pero con otro lenguaje. ¿Qué es el Shankara sino la forma y qué es el Nirvana sino la interioridad no condicionada por la forma que está engendrando continuamente forma y en la experiencia de vacío es donde las dos cosas se acumulan y no están separadas la una de la otra? El Induísmo y el Budismo están diciendo lo mismo y así podríamos seguir con otras religiones…

En la profundidad de lo real hay un darse que engendra la forma que somos nosotros, esa forma que la recibimos y cuando la entregamos volvemos al origen. Es la única experiencia verdadera. Estamos creados desde la profundidad de Dios. Cuando eso se ha entendido todo está absolutamente abierto y se da aquí y ahora en cada instante. Pero para abrirnos hemos de soltar y en ese umbral nos deja el nuevo paradigma.

miércoles, 11 de abril de 2012



Fragmento del Informe del Oleaje de Solara para Abril 2012
Una enorme serie de Tsunamis de Cambio están en camino hacia nosotros.

Cuando finalmente tomamos la decisión de soltar nuestras viejas vidas, eso retira una cubierta que ha bloqueado la entrada a nuestras Nuevas Vidas Verdaderas. Esto crea una nueva apertura mucho más grande, que nos permite ver cosas que nunca antes vimos de nuestro Pasado, Presente y Futuro. Ahí es cuando nos damos cuenta de que en realidad hemos querido dejar atrás nuestras viejas vidas desde hace mucho tiempo.


Gracias Margarita López!!!

Fragmento del Informe del Oleaje para Abril 2012
por Solara

~ 'A MU'A: AVANZAR ~



Traducción: Margarita López

Al iniciarse abril, estamos en la pista hacia 'A Mu'a. Todas las piezas dispersas de nuestras vidas y de nuestro ser están ahora en una espiral cada vez más estrecha, moviéndose a sus nuevas posiciones verdaderas. Se están produciendo muchos redireccionamientos, de modo que todo pueda encajar en posición. Hay una energía vibrando en el aire que nos rodea. Está chisporroteando con electricidad y emoción. Algunos de nosotros incluso escuchamos un zumbido constante en nuestros oídos.

Cuando finalmente tomamos la decisión de soltar nuestras viejas vidas, eso retira una cubierta que ha bloqueado la entrada a nuestras Nuevas Vidas Verdaderas. Esto crea una nueva apertura mucho más grande, que nos permite ver cosas que nunca antes vimos de nuestro Pasado, Presente y Futuro. Ahí es cuando nos damos cuenta de que en realidad hemos querido dejar atrás nuestras viejas vidas desde hace mucho tiempo.

Una vez que empezamos a liberarnos de nuestras viejas vidas y viejas formas de ser, se produce finalmente ese momento mágico de revelación, cuando estamos absolutamente llenos de una vitalidad vibrante de lo que sabemos que es verdad. El Saber de nuestro Corazón se fusiona con nuestra experiencia personal directa y estalla en vitalidad. Ya no es algo que SABEMOS, sino algo que íntimamente SENTIMOS en todas nuestras células.

Durante un buen tiempo, se ha sentido como si la mayoría de los elementos importantes de nuestras vidas hubieran sido lanzados al aire, igual que al sacudir un globo de nieve y ver que todo se dispersa al azar. Ahora, estos elementos largamente dispersos por fin se están juntando y conectando con sus lugares correctos y personas apropiadas. Todo está en el proceso de pasar a sus verdaderas posiciones. Una vez que lo hagan, seremos lanzados a la Vía Ultra Rápida en Modo Máxima Velocidad.

Una enorme serie de Tsunamis de Cambio están en camino hacia nosotros. Los primeros tsunamis están llegando en estos momentos. Están trayendo consigo grandes cambios sin precedentes. La ceremonia 'A Mu'a del 11:11 de abril, en la isla de Rapa Nui el 20 de abril, hará avanzar todo a una gran velocidad. Esto coincide con un avance rápido del tiempo. 'A Mu'a es la plataforma de lanzamiento que nos impulsará hacia nuestras Vidas Verdaderas. 'A Mu'a es una palabra en el idioma Rapa Nui, que significa Avanzar. Y eso es exactamente lo que va a hacer esta ceremonia.

Cualquier cosa que esté atascada, enganchada o enredada será liberada. Va a engrasar los piñones, ruedas y engranajes, para que puedan moverse fácilmente. Dará un impulso a la manifestación física de nuestro Mua (Nuevo Comienzo de un ciclo mayor) que empezó con el REINICIO del 11/11/11. Nos va a desenganchar de todos los lugares en donde nuestro ser se ha quedado estancado y nos liberará de muchos de los comportamientos, dudas y temores basados en la dualidad, que nos han impedido ser del todo un Verdadero. Este proceso de 'A Mu'a ya ha comenzado.

A medida que entremos en la Vía Ultra Rápida, habrá manifestaciones instantáneas y nuevas oportunidades brillantes, nuevas posibilidades de trabajo, nuevas conexiones, nuevas relaciones y nuevos destinos. Todo está ya preparado; nuestras Vidas Verdaderas y Verdadero Propósito se harán visibles en nuestra realidad física.

Estamos entrando en una banda de frecuencia totalmente nueva. El pueblo Q'ero de los Andes peruanos llama a este tiempo “La Era de Volver a Encontrarnos con Nosotros Mismos”. Y esto es exactamente lo que está sucediendo. Estamos entrando en una mayor alineación con QUIENES REALMENTE SOMOS y saliendo de alineación con QUIENES NO SOMOS. Nos estamos desprendiendo de nuestros viejos hábitos y comportamientos para que podamos alinearnos con formas totalmente nuevas de ser.

Abril es un mes poderoso, brillante y muy sagrado, con oportunidades más allá de las palabras. Las Luces Verdes se están encendiendo. Todo está encajando en posición. La Gran Aventura ha comenzado. Como Verdaderos, ahora cualquier cosa es posible. Ahora podemos empezar a sentar en su lugar los Pilares de nuestros nuevos cimientos. Estos son los Pilares sobre los que vamos a construir nuestra nueva realidad.

Nuestra vida entera está cambiando en formas asombrosas que sabíamos que PODÍAN suceder, pero no podíamos imaginar antes plenamente. Y ahora esto está sucediendo de verdad.... Nuestro camino hacia lo Nuevo y Verdadero está abierto ante nosotros.

De aquí en adelante ya NO HAY VUELTA - NO HAY RETORNO....

© Solara. Éste es un fragmento del último Informe del Oleaje de Solara. Tiene Derecho de Autor y se utiliza con autorización. Los Informes completos y actualizaciones semanales están disponibles por suscripción (en inglés, alemán, húngaro, portugués, ruso y español) a través de la página web www.nvisible.com. Pueden visitar también el nuevo sitio de Solara en Perú, El Corazón de AN en www.anvisible.com/es/.

Estos y otros artículos de interés pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado en http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm para ARTÍCULOS DE INTERÉS

El Manantial del Caduceo agradece a las personas que comparten y distribuyen estos mensajes tal cual se publican, con todos los créditos correspondientes, pues así reflejan su propia transparencia al difundir la luz. Lamentablemente, otras personas no actúan de esa manera y modifican o eliminan los créditos, impidiendo así que sus propios lectores tengan acceso a los sitios donde podrían encontrar mayor información. Vale la pena recordar que todos los sitios individuales que hospeda El Manantial del Caduceo han sido autorizados por los respectivos canalizadores/autores y contienen todo el material con sus traducciones autorizadas.

Estamos en una nueva energía, creando un mundo nuevo. Seamos conscientes de nuestras elecciones. ¿Queremos seguir creando competencias y desazón? ¿O preferimos la colaboración e integridad? Por favor, honremos la labor de cada persona que hace su parte para que nos lleguen estos mensajes, respetando la totalidad de los créditos. Gracias.

El Manantial del Caduceo los invita a visitar la página Facebook de Margarita López en www.facebook.com/mlopez.traducciones

sábado, 7 de abril de 2012




Nosotros somos aquellos a los que hemos estado esperando (Profecía de los indios hopi)
-Nosotros debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo-

Mientras seamos capaces de amar solamente a nuestra familia o nación, seremos incapaces de amar a los demás, estamos limitados por los lazos del cariño y de la patria, cuando hayamos roto los lazos de la sangre y nos hayamos afirmando nosotros mismos y nos bastemos, podremos convertirnos en servidores desinteresados de la humanidad, cuando el hombre ha llegado a ese estado, encuentra que ha ganado a todas las familias del mundo, porque todos seran para el sus hermanos, padres, madres, aquienes debe cuidar y ayudar…Todos Somos Uno


Los indios hopi son el modelo de una comunidad que se toma el tiempo para sopesar cada decisión importante, teniendo en cuenta el impacto que podría tener en las siete generaciones siguientes. Los hopi parecen comprender y experimentar la interrelación de todo lo creado. ¿Podemos tomarnos el tiempo necesario para aprender (como lo hacen este y otros pueblos indígenas) de nuestros ancianos y de nuestros niños? Con humildad, los hopi reconocen que los niños y los ancianos son los que están más cerca de Dios, y por eso honran su sabiduría y sus consejos.

Cuando empezamos a integrar esta actitud de espiritualidad natural en nuestras vidas cotidianas, nuestra percepción y nuestra consciencia se expanden, permitiéndonos experimentar nuestra abundancia y salir del pensamiento de escasez o de no tener nunca “suficiente”. Empezamos a ver como se revelan las posibilidades y cómo se desarrolla una nueva cosmovisión o un nuevo mito. Los “problemas” se convierten en “situaciones”, y entonces estamos abiertos a nuevas opciones. Comenzamos a identificarnos con nuestras “bondad” en lugar de hacerlo con nuestros conflictos. Las sincronicidades (coincidencias significativas), y en ocasiones los milagros (acontecimientos positivos inexplicables), pueden ocupar su lugar natural en nuestras vidas.

Si estamos a punto de entrar en un nuevo mundo a escala personal, nacional y mundial con consecuencias multidimensionales, ¿cuál será el resultado de nuestras elecciones? Considera la posibilidad de examinar tus actividades diarias. ¿Qué elecciones has hecho? ¿Hay incongruencia entre lo que afirmas y tu forma de vivir? ¿Eres un ejemplo de lo que predicas?

El psicólogo Carl Gustav Jung decía que estamos viviendo en una época en el que las cosmovisiones (los arquetipos) están cambiando, y que los tiempo más difíciles vendrán cuando las antiguas cosmovisiones dejen de ocupar el escenario contral y las nuevas todavía no se hayan revelado. Nuestro gran reto será relacionarnos a partir de nuestros corazones, siendo compasivos los unos con los otros, mientras demos a luz a una nueva era y dejamos un legado viviente para nuestros hijos.

¿Podemos tener en cuenta a nuestros próximas siete generaciones? La profecía de los jefes hopi puede guiarnos:

NOSOTROS SOMOS AQUELLOS A LOS QUE HEMOS ESTADO ESPERANDO

Le habéis estado diciendo a la gente que está es la Undécima Hora.

Ahora, regresad y decidles que la Hora ha llegado, y que ahora deben pensar.

¿Dónde estáis viviendo?

¿Qué estáis haciendo?

¿Qué hay de vuestras relaciones? ¿Son relaciones correctas?

¿Dónde está vuestra agua?

Conoced vuestro Jardín.

Es hora de que cuentes tu Verdad.

Crea tu comunidad.

Sed buenos los unos con los otros.

Y no busques un Líder fuera de ti.

¡Ésta podría ser una buena época!

Ahora, el río fluye con mucha rapidez; es tan grande y tan veloz que algunos tendrán miedo y sufrirán mucho. Debes saber que el río tiene un destino. Ahora, debemos abandonar la orilla, ir hacia en centro con los ojos bien abiertos y manteniendo nuestras cabezas por encima del agua. Y observa quién está ahí contigo, y ¡celebra!. En éste momento de nuestra historia, no debemos tomarnos nada como lago personal; nosotros menos que nadie.

Porque, en el instante en que lo hagamos, nuestro viaje espiritual se detendrá.

El tiempo del Lobo Solitario ha llegado a su fin. ¡Reuníos! Todo lo que hagamos debemos hacerlo de una forma sagrada y con una celebración.

Nosotros somos aquellos a los que hemos estado esperando.

Jefes de la nación hopi

-Nosotros debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo-

Mientras seamos capaces de amar solamente a nuestra familia o nación, seremos incapaces de amar a los demás, estamos limitados por los lazos del cariño y de la patria, cuando hayamos roto los lazos de la sangre y nos hayamos afirmando nosotros mismos y nos bastemos, podremos convertirnos en servidores desinteresados de la humanidad, cuando el hombre ha llegado a ese estado, encuentra que ha ganado a todas las familias del mundo, porque todos seran para el sus hermanos, padres, madres, aquienes debe cuidar y ayudar…Todos Somos Uno


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jueves, 5 de abril de 2012




1993 Urantia Foundation. Todos los derechos reservados.
El Libro De Urantia
Página 2087

DOCUMENTO 196
LA FE DE JESÚS

JESÚS poseía una fe sublime y incondicionada en Dios. Él experimentó los estados de ánimo buenos y malos, típicos de la existencia mortal, pero, en el sentido religioso, no dudó nunca de la certeza de la vigilancia y la guía de Dios. Su fe fue la consecuencia de la visión interna, nacida de la actividad de su Ajustador residente, la presencia divina. Su fe no fue ni tradicional ni meramente intelectual. Fue totalmente personal y puramente espiritual.

El Jesús humano vio a Dios como santo, justo y grande, así como también verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad él enfocó en su mente como «la voluntad del Padre en el cielo». El Dios de Jesús era al mismo tiempo «el Santo de Israel» y «el Padre vivo y amante en el cielo». El concepto de Dios como Padre no fue original de Jesús, sino que él exaltó y elevó la idea a una experiencia sublime al lograr una nueva revelación de Dios y al proclamar que toda criatura mortal es niño de este Padre del amor, es hijo de Dios.

Jesús no se aferró a la fe en Dios así como lo haría un alma en guerra con el universo y en lucha de muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió a la fe como simple consuelo cuando estaba plagado de dificultades ni como alivio cuando lo amenazaba la desesperanza; su fe no fue tan sólo una compensación ilusoria de las realidades desagradables y de las congojas del vivir. Al enfrentarse con todas las dificultades naturales y las contradicciones temporales de la existencia mortal, él experimentó la tranquilidad de la confianza suprema y indiscutida en Dios y sintió la tremenda emoción de vivir, por la fe, en la presencia misma del Padre celestial. Esta fe triunfante fue una experiencia viva de real alcance espiritual. La gran contribución de Jesús a los valores de la experiencia humana no fue que revelara tantas nuevas ideas sobre el Padre en el cielo, sino más bien que tan magnífica y humanamente demostró un nuevo y más alto tipo de fe viva en Dios. Nunca en todos los mundos de este universo, en la vida de cualquier mortal, vino Dios a ser tal realidad viva como en la experiencia humana de Jesús de Nazaret.

En la vida del Maestro en Urantia, este mundo y todos los demás de la creación local descubren un nuevo tipo más elevado de religión, una religión basada en las relaciones espirituales personales con el Padre Universal y totalmente validada por la autoridad suprema de la experiencia personal genuina. Esta fe viva de Jesús fue más que una reflexión intelectual, y no fue una meditación mística.

La teología puede fijar, formular, definir y dogmatizar la fe, pero en la vida humana de Jesús la fe fue personal, viva, original, espontánea y puramente espiritual. Esta fe no fue reverencia por la tradición ni una mera creencia intelectual que él sostenía como un credo sagrado, sino más bien una experiencia sublime y una convicción profunda que lo sostenía firmemente. Su fe fue tan real y tan completa

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que eliminó en forma absoluta toda duda espiritual y destruyó en forma efectiva todo deseo contradictorio. Nada pudo arrancarlo del ancla espiritual de esta fe ferviente, sublime y impávida. Aun frente a la derrota aparente o en las garras del desencanto y de la desesperación amenazante, permaneció calmo en la presencia divina, libre de temores y plenamente consciente de su invencibilidad espiritual. Jesús disfrutó de la certeza vigorizadora de poseer una fe sin incertidumbres, y en cada una de las difíciles situaciones de la vida, infaliblemente exhibió una lealtad inamovible a la voluntad del Padre. Esta fe estupenda permaneció impávida aun frente a la amenaza cruel y sobrecogedora de una muerte ignominiosa.

En un genio religioso, muchas veces una poderosa fe espiritual lleva directamente al fanatismo desastroso, a la exageración del ego religioso, pero esto no le ocurrió a Jesús. No hubo influencias negativas de su extraordinaria fe y alcance espiritual en su vida práctica, porque esta exaltación espiritual era una expresión totalmente inconsciente y espontánea del alma de su experiencia personal con Dios.

La fe espiritual indomable y apasionada de Jesús no rayó jamás en el fanatismo porque su fe no llegó nunca a afectar su juicio intelectual equilibrado en cuanto a los valores proporcionales de las situaciones sociales, económicas y prácticas morales corrientes de la vida. El Hijo del Hombre era una personalidad humana espléndidamente unificada; era un ser divino de dones perfectos; también era magníficamente coordinado como ser humano y divino combinados, funcionando en la tierra como una sola personalidad. Siempre coordinó el Maestro la fe del alma con el juicio de la sabiduría de la experiencia. La fe personal, la esperanza espiritual y la devoción moral siempre estuvieron correlacionadas en una unidad religiosa incomparable de asociación armoniosa con una realización sagaz de la realidad y santidad de todas las lealtades humanas —honor personal, amor familiar, obligación religiosa, deber social y necesidad económica.

La fe de Jesús visualizaba todos los valores espirituales como se encuentran en el reino de Dios; por lo tanto dijo: «Buscad primero el reino del cielo». Jesús vio en la desarrollada e ideal comunidad del reino, el logro y la satisfacción de la «voluntad de Dios». El corazón mismo de la oración que enseñó a sus discípulos fue «venga tu reino; hágase voluntad tuya». Habiendo así concebido que el reino comprendía la voluntad e Dios, se dedicó a la causa de su realización con extraordinario autoolvido y entusiasmo sin límites. Pero en su extensa misión y a lo largo de su vida extraordinaria no se asomó nunca la furia del fanático ni la frivolidad del egocéntrico religioso.

La vida entera del Maestro estuvo constantemente condicionada por su fe viva, su experiencia religiosa sublime. Esta actitud espiritual dominó totalmente sus pensamientos y sentimientos, su creencia y su oración, su enseñanza y su predicación. Esta fe personal de un hijo en la certeza y seguridad de la guía y protección del Padre celestial impartió una profunda dote de realidad espiritual a su vida singular. Sin embargo, a pesar de la muy profunda conciencia de relación estrecha con la divinidad, este galileo, este Galileo de Dios, cuando se le apeló Buen Instuctor, replicó instantáneamente: «¿Por qué me llamáis bueno?» Cuando nos enfrentamos con un autoolvido tan esplendoroso comenzamos a comprender cómo el Padre Universal pudo tan plenamente manifestarse a él y revelarse a través de él a los mortales de los mundos.

Jesús llevó a Dios, como hombre del reino, la más grande de las ofrendas: la consagración y dedicación de su propia voluntad al servicio majestuoso de hacer la voluntad divina. Jesús interpretó la religión siempre y constantemente sólo en términos de la voluntad del Padre. Cuando estudiéis la
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carrera del Maestro, en lo que concierna a la oración o a cualquier otra característica de la vida religiosa, buscad no tanto lo que él enseñó sino lo que él hizo. Jesús no oraba jamás porque fuera un deber religioso hacerlo. Para él la oración era una expresión sincera de actitud espiritual, una declaración de lealtad del alma, un recital de devoción personal, una expresión de gratitud, un evitar de las tensiones emocionales, una prevención de los conflictos, una exaltación del intelecto, un ennoblecimiento de los deseos, una vindicación de la decisión moral, un enriquecimiento del pensamiento, una vigorización de las inclinaciones más elevadas, una consagración del impulso, una clarificación de un punto de vista, una declaración de fe, una rendición trascendental de la voluntad, una afirmación sublime de confianza, una revelación de coraje, la proclamación del descubrimiento, una confesión de devoción suprema, la validación de la consagración, una técnica para el ajuste de las dificultades y la poderosa movilización de los poderes combinados del alma para soportar las tendencias humanas hacia el egoísmo, el mal y el pecado. Él vivió una vida de consagración oracional de hacer la voluntad de su Padre y terminó su vida triunfalmente con esa oración. El secreto de su religión sin paralelo fue esta conciencia de la presencia de Dios; y la alcanzó mediante la oración inteligente y la adoración sincera —comunión constante con Dios— y no por medio de augurios, voces, visiones, apariciones o prácticas religiosas extraordinarias.

En la vida terrenal de Jesús la religión fue una experiencia viva, un pasaje directo y personal de la reverencia espiritual a la rectitud práctica. La fe de Jesús rindió los frutos trascendentales del espíritu divino. Su fe no era inmadura y crédula como la de un niño, pero de muchas maneras se asemejaba a la confianza sin sospechas de la mente de un niño; Jesús confiaba en Dios como un niño confía en su padre. Tenía una confianza profunda en el universo —como confía el niño en el medio ambiente de sus padres. La fe incondicionada de Jesús en la bondad fundamental del universo mucho se asemejaba a la confianza del niño en la seguridad de su medio ambiente terrenal. El dependía del Padre celestial, como un niño depende de su padre en la tierra, y su fe ferviente no puso nunca en duda, ni por un momento, la certeza de los grandes cuidados del Padre celestial. No lo perturbaron seriamente ni los temores, ni las dudas, ni los escepticismos. El descreimiento no inhibió la expresión libre y original de su vida. Combinó el coraje fuerte e inteligente de un hombre adulto con el optimismo sincero y confiado de un niño creyente. Su fe llegó a tales niveles de confianza que encontraba totalmente libre de temores.

La fe de Jesús llegó a la confianza pura de un niño. Su fe fue tan absoluta y certera que respondía al encanto de la relación con los semejantes y a las maravillas del universo. Su sentido de dependencia en lo divino fue tan completo y tan confiado que dio como fruto la felicidad y la certeza de una absoluta seguridad personal. No hubo ninguna pretensión de titubeo en su experiencia religiosa. En este gigantesco intelecto del hombre adulto reinaba suprema la fe de un niño en todos los asuntos relacionados con la conciencia religiosa. No es extraño que dijera cierta vez: «Si no os volvéis como niños, no entraréis al reino». Aunque la fe de Jesús era como la de un niño, no era, en ningún sentido infantil.

Jesús no requiere que sus discípulos crean en él sino más bien que crean con él, que crean en la realidad del amor de Dios y acepten con plena confianza la certeza de la seguridad de la filiación con el Padre celestial. El Maestro desea que todos sus seguidores compartan plenamente su fe trascendental. Jesús desafió en forma enternecedora a sus seguidores, no sólo a que creyeran lo que él creía, sino también a que creyeran como creía él. Éste es el significado pleno de su requisito supremo: «sígueme».
Página 2090

La vida terrenal de Jesús estuvo dedicada a un gran propósito: hacer la voluntad del Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fe. La fe de Jesús era confiada como la de un niño, pero estaba totalmente libre de presunción. Tomó decisiones fuertes y varoniles, se enfrentó valientemente con muchas desilusiones, franqueó resueltamente dificultades extraordinarias, atacó sin titubear los duros requisitos del deber. Se necesitó una voluntad fuerte y una confianza infalible para creer lo que Jesús creía, y como él creía.
1. JESÚS —EL HOMBRE

La devoción de Jesús a la voluntad del Padre y al servicio del hombre fue aun más que decisión mortal y determinación humana; fue una consagración total de sí mismo al otorgamiento de amor sin reservas. Por grande que fuera el hecho de la soberanía de Micael, no debéis quitarle a la humanidad el Jesús humano. El Maestro ascendió a lo alto, no sólo como Dios sino también como hombre; él pertenece a los hombres; los hombres le pertenecen a él. ¡Qué pena que se haya tan erróneamente interpretado la religión, quitándoles a los mortales atribulados el Jesús humano! Que las discusiones sobre la humanidad o la divinidad de Cristo no oculten la verdad salvadora de que Jesús de Nazaret fue un hombre religioso que, por la fe, llegó a conocer y hacer la voluntad de Dios; fue el hombre más verdaderamente religioso que jamás haya vivido en Urantia.

La época ya está madura para presenciar la resurrección figurativa del Jesús humano de su sepulcro, de entre las tradiciones teológicas y dogmas religiosos acumulados en diecinueve siglos. Ya no debéis sacrificar a Jesús de Nazaret ni siquiera al espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio transcendental sería, si se recuperara al Hijo del Hombre mediante esta revelación de la tumba de la teología tradicional, y se lo presentara como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre, y a todas las demás religiones! Con seguridad la comunidad cristiana de creyentes no titubeará en hacer esos ajustes de fe y de prácticas de vivir que le permitan «seguir» al Maestro en la demostración de su vida real de devoción religiosa en hacer la voluntad del Padre y en consagrarse al servicio altruista del hombre. ¿Acaso temen los cristianos profesos poner al descubierto una comunidad autosuficiente y no consagrada de respetabilidad social y desajuste económico egoísta? ¿Acaso teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional esté en peligro, o aun sea derrocada, si Jesús de Galilea se restaura en la mente y en el alma de los hombres mortales como ideal de vida religiosa personal? En verdad los reajustes sociales, las transformaciones económicas, el rejuvenecimiento moral, y las revisiones religiosas de la civilización cristiana, serían drásticas y revolucionarias si la religión viviente de Jesús suplantara de pronto a la religión teológica sobre Jesús.

196.1.3 (2090:4) «Seguir a Jesús» significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del Maestro de servicio altruista al hombre. Una de las cosas más importantes del vivir humano es descubrir qué creía Jesús, cuáles eran sus ideales, y luchar por alcanzar este propósito excelso de la vida. De todo el conocimiento humano, el que tiene mayor valor es el conocer la vida religiosa de Jesús y como la vivió.

La gente común escuchaba a Jesús con deleite, y nuevamente responderán ellos a la presentación de su vida humana sincera de motivación religiosa consagrada, si estas verdades se proclaman nuevamente al mundo. El pueblo lo escuchaba con
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deleite, porque él era uno de ellos, un laico sin pretensiones; en efecto, el maestro religioso más grande del mundo fue laico.

No debe ser objetivo de los creyentes del mundo imitar literalmente la vida exterior de Jesús en la carne, sino más bien compartir su fe; confiar en Dios como él confió en Dios y creer en los hombres como él creyó en ellos. Jesús nunca discutió la paternidad de Dios ni la hermandad de los hombres; él fue una ilustración viviente de lo uno y una profunda demostración de lo otro.

Así como los hombres deben progresar de la conciencia de lo humano a la realización de lo divino, así Jesús ascendió de la naturaleza del hombre a la conciencia de la naturaleza de Dios. Y el Maestro hizo esta gran ascensión de lo humano a lo divino por la acción conjunta de la fe de su intelecto mortal y los actos de su Ajustador residente. La comprensión de hecho del logro de la totalidad de divinidad (manteniendo al mismo tiempo conciencia plena de la realidad humana) fue acompañada por siete etapas de la conciencia de fe de la divinización progresiva. Estas etapas de autocomprensión progresiva fueron demarcadas por los siguientes acontecimientos extraordinarios en la experiencia del autootorgamiento del Maestro:

1. La llegada del Ajustador del Pensamiento.

2. El mensajero de Emanuel que se le apareció en Jerusalén cuando tenía unos doce años.

3. Las manifestaciones que acompañaron su bautismo.

4. Las experiencias en el monte de la transfiguración.

5. La resurrección morontial.

6. La ascensión como ser de espíritu.

7. El abrazo final del Padre del Paraíso, que le entregó la soberanía ilimitada de su universo.
2. LA RELIGIÓN DE JESÚS

Tal vez algún día ocurra una Reforma de la iglesia cristiana tan profunda como para producir el regreso a las enseñanzas religiosas no modificadas de Jesús, el autor y acabador de nuestra fe. Podéis predicar una religión sobre Jesús, pero, por fuerza, debéis vivir la religión de Jesús. En el entusiasmo de Pentecostés, Pedro inintencionalmente inauguró una nueva religión, la religión del Cristo resucitado y glorificado. El apóstol Pablo más adelante transformó este nuevo evangelio en el cristianismo, una religión que abarca las opiniones teológicas de Pablo e ilustra su experiencia personal con el Jesús del camino a Damasco. El evangelio del reino está fundado en la experiencia religiosa personal de Jesús de Galilea; el cristianismo se basa casi exclusivamente en la experiencia religiosa personal del apóstol Pablo. Casi todo el Nuevo Testamento está dedicado, no a ilustrar la significativa e inspiradora vida religiosa de Jesús, sino más bien a exponer la experiencia religiosa de Pablo y a explicar sus convicciones religiosas personales. Las únicas excepciones notables a esta declaración, además de ciertas porciones de Mateo, Marcos y Lucas, son, el Libro de los Hebreos y la Epístola de Santiago. Aun Pedro, en sus escritos, sólo una vez se refirió a la vida personal religiosa de su Maestro. El Nuevo Testamento es un extraordinario documento cristiano, pero es sólo ligeramente jesuístico.

La vida de Jesús en la carne ilustra el crecimiento religioso trascendental partiendo de las ideas primitivas de temor y reverencia humana hasta los años de
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comunión espiritual personal y hasta finalmente llegar a ese estado avanzado y exaltado de la conciencia de su unidad con el Padre. Así, en una corta vida, Jesús atravesó esa experiencia de progresión religiosa espiritual que el hombre comienza en la tierra y generalmente alcanza tan sólo cuando termina su largo paso por las escuelas de capacitación espiritual de los niveles sucesivos de la carrera preparaíso. Jesús progresó desde la conciencia puramente humana de las certezas de fe de la experiencia religiosa personal a las alturas espirituales sublimes de la comprensión positiva de su naturaleza divina y de la conciencia de su asociación estrecha con el Padre Universal en el gobierno de un universo. Progresó del humilde estado de dependencia mortal que le llevó espontáneamente a decir al que le llamó Buen Instructor, «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios», a la conciencia sublime de divinidad alcanzada que le condujo a exclamar: «¿Quién entre vosotros me condena de pecado?» Esta ascensión progresiva de lo humano a lo divino fue exclusivamente un logro mortal. Y cuando así alcanzó él la divinidad, él seguía siendo el mismo Jesús humano, el Hijo del Hombre así como también el Hijo de Dios.

Marcos, Mateo y Lucas retienen algunos aspectos del Jesús humano, empeñado en la lucha soberbia por discernir la voluntad divina y hacer esa voluntad. Juan retrata a un Jesús triunfador, que pasa por la tierra, plenamente consciente de su divinidad. El gran error de los que han estudiado la vida del Maestro, es que algunos le han concebido como enteramente humano, mientras que otros han discurrido en él como exclusivamente divino. A lo largo de toda esta experiencia, él fue verdaderamente tanto humano como divino, aun como todavía lo es.

196.2.4 (2092,2)Pero el error más grande se cometió cuando, aunque se reconocía que el Jesús humano tenía una religión, el Jesús divino (Cristo) se convirtió, prácticamente de la noche a la mañana, en una religión. El cristianismo de Pablo aseguró la veneración del Cristo divino, pero perdió de vista casi completamente al Jesús humano de Galilea, luchador y valiente, quien, por el valor de su fe personal religiosa y el heroísmo de su Ajustador residente, ascendió de los niveles bajos de la humanidad hasta hacerse uno con la divinidad, convirtiéndose así en el nuevo camino vivo por el cual todos los mortales podrán elevarse de la humanidad a la divinidad. Los mortales en todas las etapas de la espiritualidad y en todos los mundos pueden encontrar en la vida personal de Jesús lo que fortalece e inspira para su progreso desde los niveles espirituales más bajos a los más altos valores divinos, desde el comienzo hasta el fin de toda la experiencia personal religiosa.

En el momento de la escritura del Nuevo Testamento, los autores no sólo creían con toda profundidad en la divinidad del Cristo resucitado, sino que también creían devota y sinceramente en su retorno inmediato a la tierra para consumar el reino celestial. Esta poderosa fe en el retorno inmediato del Señor fue en gran parte responsable de la omisión de aquellas referencias que retrataban las experiencias y atributos puramente humanos del Maestro en los escritos de la época. Todo el movimiento cristiano fue abandonando la imagen humana del Jesús de Nazaret, en favor de la exaltación del Cristo resucitado, el Señor Jesucristo glorificado, que pronto retornaría.

Jesús fundó la religión de la experiencia personal al hacer la voluntad de Dios y servir a la hermandad humana; Pablo fundó una religión cuyo objeto de adoración fue el Jesús glorificado, y la hermandad estuvo constituida por los compañeros creyentes en el Cristo divino. En el autootorgamiento de Jesús estos dos conceptos eran potenciales en su vida divino-humana, y es en verdad una pena que estos seguidores no lograron crear una religión unificada capaz de reconocer adecuadamente tanto la naturaleza humana como la naturaleza divina del Maestro, tal cual
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estuvieron vinculadas inseparablemente en su vida terrenal y tan gloriosamente establecidas en el evangelio original del reino.

No tanto os impresionaríais ni os perturbaríais por algunas de las declaraciones más enérgicas de Jesús si tan sólo pudierais recordar que él fue el religionista más sincero y devoto del mundo. Fue un mortal totalmente consagrado, incondicionalmente dedicado a hacer la voluntad de su Padre. Muchos de sus refranes aparentemente duros fueron más una confesión personal de fe y un juramento de devoción que admoniciones para sus seguidores. Esta misma singularidad de propósito y devoción altruista le permitió efectuar un progreso tan extraordinario en la conquista de su mente humana en una corta vida. Muchas de sus declaraciones deben ser consideradas más como una confesión de lo que él exigía de sí mismo que como demandas a sus seguidores. En su devoción a la causa del reino, Jesús acabó con todo lo suyo; lo sacrificó todo por hacer la voluntad de su Padre.

Jesús bendijo a los pobres porque generalmente eran sinceros y píos; condenó a los ricos, porque estos usualmente eran embusteros y irreligiosos. Del mismo modo condenaría él al pobre irreligioso y alabaría al pudiente consagrado y venerante.

Jesús guió a los hombres a que se sintieran en el mundo como en su propia casa; los liberó de la esclavitud de los tabús y les enseñó que el mundo no es fundamentalmente malo. No anhelaba escapar de su vida terrenal; dominó la técnica de hacer la voluntad del Padre aceptablemente mientras estaba en la carne. Alcanzó una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista. Jesús no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro consideraba a los hombres como hijos de Dios y anticipaba un futuro magnífico y eterno para los que eligieran la sobrevivencia. No era un escéptico moral; consideraba al hombre en forma positiva, no negativa. Veía a la mayoría de los hombres más como débiles que como malvados, más confundidos que depravados. Pero fuera cual fuese su estado, ellos eran hijos de Dios y sus hermanos.

Enseñó a los hombres a que se asignaran un alto valor, en el tiempo y en la eternidad. Como Jesús asignaba a los hombres un alto valor, estaba dispuesto a invertir en un servicio sin pausa a la humanidad. Y fue este valor infinito de lo finito que hizo que la regla de oro fuera un factor vital de su religión. ¿Qué mortal puede dejar de sentirse elevado por la fe extraordinaria que Jesús tiene en él?

Jesús no ofreció reglas para el avance social; la suya fue una misión religiosa, y la religión es exclusivamente una experiencia individual. El propósito último del alcance más avanzado de la sociedad no trascenderá jamás a la hermandad jesuística de los hombres, basada en el reconocimiento de la paternidad de Dios. El ideal de todo alcance social tan sólo se puede realizar en el advenimiento de este reino divino.
3. LA SUPREMACÍA DE LA RELIGIÓN

La experiencia personal religiosa espiritual, resuelve eficazmente la mayoria de las dificultades mortales; es un clasificador eficaz, un evaluador y ajustador de todos los problemas humanos. La religión no elimina ni destruye los problemas humanos, pero los disuelve, los absorbe, los ilumina y los trasciende. La verdadera religión unifica la personalidad para un ajuste efectivo a todos los requisitos mortales. La fe religiosa —la guía positiva de la presencia divina residente— permite infaliblemente al hombre que conoce a Dios llenar el vacío que existe entre la lógica intelectual que reconoce la Primera Causa Universal como Eso y las
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afirmaciones positivas del alma que atestiguan que la Primera Causa es Él, el Padre celestial del evangelio de Jesús, el Dios personal de la salvación humana.

Tan sólo hay tres elementos en la realidad universal: hecho, idea y relación. La conciencia religiosa identifica estas realidades como ciencia, filosofía y verdad. La filosofía tiende a considerar estas actividades como razón, sabiduría y fe —realidad física, realidad intelectual y realidad espiritual. Nosotros tenemos por costumbre designar estas realidades como cosa, significado y valor.

La comprensión progresiva de la realidad es el equivalente de acercarse a Dios. Encontrar a Dios, la conciencia de la identidad con la realidad, es el equivalente de experimentar el yo completo —el yo entero, el yo total. La experiencia de la realidad total es la realización plena de Dios, la finalidad de la experiencia conocedora de Dios.

La suma total de la vida humana es el conocimiento de que al hombre se le educa con los hechos, se ennoblece por la sabiduría, y se salva —se justifica— por la fe religiosa.La certeza física consiste en la lógica de la ciencia; la certeza moral, en la sabiduría de la filosofía; la certeza espiritual, en la verdad de una experiencia religiosa genuina.

La mente del hombre puede alcanzar altos niveles de visión espiritual y esferas correspondientes de valores de divinidad porque no es totalmente material. Existe en la mente del hombre un núcleo espiritual —el Ajustador de presencia divina. Hay tres evidencias distintas de la existencia de este espíritu en la mente humana:

1. La solidaridad humanitaria: amor. La mente puramente animal puede ser gregaria para autoprotegerse, pero sólo el intelecto con un espíritu residente es capaz de autoolvido y de altruismo y ama incondicionalmente.

2. La interpretación del universo: sabiduría. Sólo la mente con un espíritu residente puede comprender que el universo se muestra cordial hacia el individuo.

3. La evaluación espiritual de la vida: adoración. Sólo el hombre con un espíritu residente puede darse cuenta de la presencia divina y buscar el alcance de una experiencia más plena en y con esta anticipación de la divinidad.

La mente humana no crea valores verdaderos; la experiencia humana no permite un entendimiento del universo. En cuanto al entendimiento, el reconocimiento de los valores morales y el discernimiento de los significados espirituales, todo lo que la mente humana puede hacer es descubrir, reconocer, interpretar y seleccionar.

Los valores morales del universo se vuelven posesiones intelectuales mediante el ejercicio de tres juicios o selecciones básicas, de la mente mortal:

1. Autojuicio —selección moral.

2. Juicio social —selección ética.

3. Juicio de Dios —selección religiosa.

Así pues parece que todo progreso humano se efectúa mediante una técnica conjunta de la evolución revelacional.

El hombre no podría amar altruistica y espiritualmente si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales si no viviera en su mente un evaluador. Y este amante surge de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es parte de la Unidad Universal; este evaluador es el hijo del Centro y Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.
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La evaluación moral con significación religiosa —entendimiento espiritual— connota la elección del individuo entre el bien y el mal, la verdad y el error, lo material y lo espiritual, lo humano y lo divino, tiempo y eternidad. La sobrevivencia humana depende en gran parte de que la voluntad humana se consagre a elegir aquellos valores que este clasificador de valores espirituales —el intérprete y unificador residente— haya seleccionado. La experiencia religiosa personal consiste en dos fases: descubrimiento en la mente humana y revelación por el espíritu divino residente. Debido a una sofisticación excesiva o como resultado de la conducta irreligiosa de los religionistas profesos, un hombre o aun una generación de hombres, pueden elegir interrumpir sus esfuerzos para que descubran a Dios que vive en ellos; pueden dejar de progresar en la revelación divina y de alcanzarla. Pero estas actitudes de falta de progreso espiritual no pueden persistir por mucho tiempo, debido a la presencia e influencia de los Ajustadores del Pensamiento residentes.

Esta profunda experiencia de la realidad de la residencia divina trasciende por siempre la técnica materialista poco refinada de las ciencias físicas. No podéis colocar el gozo espiritual bajo un microscopio; no podéis pesar el amor en una balanza; no podéis medir los valores morales; tampoco podéis estimar la calidad de la adoración espiritual.

Los hebreos tenían una religión de sublimidad moral; los griegos desarrollaron una religión basada en la belleza; Pablo y sus asociados fundaron una religión de fe, esperanza y caridad. Jesús reveló y ejemplificó una religión de amor: seguridad en el amor del Padre, con regocijo y satisfacción consiguientes al compartir este amor en el servicio de la hermandad humana.

Cada vez que el hombre hace una elección moral reflexiva, al instante experimenta una invasión divina de su alma. La elección moral designa la religión como el motivo de respuesta interior a las condiciones exteriores. Pero esta religión real no es una experiencia puramente subjetiva. Significa el total de la subjetividad del individuo ocupado en una respuesta significativa e inteligente a la objetividad total —el universo y su Hacedor.

La experiencia exquisita y transcendental de amar y ser amado no es solamente una ilusión psíquica sólo porque es tan puramente subjetiva. La única realidad verdaderamente divina y objetiva asociada con los seres mortales, el Ajustador del Pensamiento, funciona aparentemente para la observación humana como un fenómeno subjetivo exclusivo. El contacto del hombre con la realidad objetiva más alta, Dios, es solamente a través de la experiencia puramente subjetiva de conocerlo, adorarlo y comprender la filiación con él.

La verdadera adoración religiosa no es un fútil monólogo de autodecepción. La adoración es comunión personal con lo que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad. El hombre aspira a adorar para ser mejor, y de este modo por fin alcanza lo óptimo.

La idealización y el intento de servir la verdad, la belleza y la bondad no es un sustituto de la experiencia religiosa genuina —la realidad espiritual. La psicología y el idealismo no son equivalentes a la realidad religiosa. Las proyecciones del intelecto humano pueden en efecto originar dioses falsos —dioses a imagen del hombre— pero la verdadera conciencia de Dios no se origina de tal manera. La conciencia de Dios reside en el espíritu residente. Muchos de los sistemas religiosos del hombre vienen de las formulaciones del intelecto humano, pero la conciencia de Dios no es necesariamente parte de estos sistemas grotescos de esclavitud religiosa.

196.3.22 (2095,8) Dios no es una mera invención del idealismo del hombre; él es la fuente misma de tales visiones y valores superanimales. Dios no es una hipótesis formulada para unificar los conceptos humanos de verdad, belleza y bondad; él es la personalidad del amor del cual derivan todas las manifestaciones en el universo. La verdad, belleza y bondad del mundo del hombre están unificadas por la espiritualidad
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creciente de la experiencia de los mortales que ascienden hacia las realidades del Paraíso. La unificación de la verdad, la belleza y la bondad tan sólo se puede realizar en la experiencia espiritual de la personalidad conocedora de Dios.

La moralidad es el terreno esencial preexistente a la conciencia personal de Dios, la realización personal de la presencia interior del Ajustador, pero esta moralidad no es la fuente de la experiencia religiosa ni del entendimiento espiritual resultante. La naturaleza moral es superanimal pero subespiritual. La moralidad es equivalente al reconocimiento del deber, la comprensión de la existencia del bien y del mal. La zona moral interviene entre el tipo animal y el tipo humano de mente, así como funciona morontia entre las esferas materiales y espirituales en lo que una personalidad alcanza.

La mente evolucionaria es capaz de descubrir la ley, la moral y la ética; pero el espíritu otorgado, el Ajustador residente, revela a la mente evolutiva humana al dador de la ley, el Padre-fuente de todo lo que es verdad, bello y bueno; y un hombre así iluminado tiene una religión que está espiritualmente equipada para comenzar la larga y aventurosa búsqueda de Dios.

196.3.24 (2096:3) La moralidad no es necesariamente espiritual; puede ser total y puramente humana, aunque la verdadera religión enaltece todos los valores morales, haciéndolos más significativos. La moralidad sin religión no alcanza a revelar la bondad última y también fracasa en proveer la sobrevivencia aun de sus propios valores morales. La religión provee el enaltecimiento, la glorificación y la sobrevivencia certera de todo lo que la moralidad reconoce y aprueba.

La religión está por encima de la ciencia, el arte, la filosofía, la ética y la moral, pero no es independiente de éstas. Todos estos conceptos están indisolublemente interrelacionados en la experiencia humana, personal y social. La religión es la experiencia suprema del hombre en la naturaleza mortal; pero el lenguaje finito hace por siempre imposible para la teología ilustrar adecuadamente la verdadera experiencia religiosa.

El entendimiento religioso posee el poder de transformar la derrota en anhelos más altos y nuevas determinaciones. El amor es la motivación más alta que el hombre pueda utilizar en su ascensión en el universo. Pero el amor, si se lo despoja de la verdad, la belleza y la bondad, es tan sólo un sentimiento, una distorsión filosófica, una ilusión psíquica, una decepción espiritual. El amor debe ser siempre redefinido en los niveles sucesivos de progresión morontial y espiritual.

El arte resulta del intento del hombre de escapar a la falta de belleza en su medio ambiente material; es un gesto hacia el nivel morontial. La ciencia es el esfuerzo del hombre por solucionar las adivinanzas aparentes del universo material. La filosofía es el esfuerzo del hombre por unificar la experiencia humana. La religión es el gesto supremo del hombre, su alcance magnífico hacia la realidad final, su determinación de encontrar a Dios y de ser como él es.

En el reino de la experiencia religiosa, la posibilidad espiritual es realidad potencial. El impulso espiritual hacia delante del hombre no es una ilusión psíquica. Puede que no sea todo en el fantaseamiento del hombre sobre el universo un hecho, pero mucho, muchísimo en él es verdad.

La vida de algunos hombres es demasiado grande y noble para descender al nivel bajo del ser puramente exitoso. El animal debe adaptarse al medio ambiente, pero el hombre religioso transciende su medio y de esta manera escapa a las limitaciones del mundo material presente, mediante su visión del amor divino. Este concepto de amor genera en el alma del hombre ese esfuerzo superanimal por encontrar la verdad, la belleza y la bondad. Y cuando los encuentra, su abrazo lo glorifica a él; lo consume el deseo de vivirlos en su vida, de hacer la rectitud.
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196.3.30 (2097:1) No os desalentéis; la evolución humana sigue progresando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará.

El gran desafío del hombre moderno consiste en alcanzar una mejor comunicación con el Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en un esfuerzo bien balanceado y sano por avanzar los límites de la autoconciencia hasta los ocultos reinos de la conciencia embriónica del alma en un esfuerzo sincero por alcanzar el terreno que linda con la conciencia espiritual —al contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la conciencia de Dios, una experiencia poderosamente confirmadora de la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios. Esta conciencia del espíritu equivale al conocimiento de la actualidad de la filiación de Dios. De otra manera, la certeza de la filiación es una experiencia de fe.

La conciencia de Dios es equivalente a la integración del yo con el universo, y en sus niveles más altos de la realidad espiritual. Sólo el contenido espiritual de cualquier valor es imperecedero. Aun lo que es verdadero, bello y bueno no puede perecer en la experiencia humana. Si el hombre no elige sobrevivir, el Ajustador sobreviviente conservará esas realidades nacidas del amor y alimentadas en el servicio. Todas estas cosas son parte del Padre Universal. El Padre es amor vivo, y esta vida del Padre reside en sus Hijos. Y el espíritu del Padre reside en los hijos de sus Hijos —los hombres mortales. Al fin y al cabo, la idea del Padre seguirá siendo el más alto concepto humano de Dios.

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